¿Por qué los colombianos asumen actitudes xenofóbicas por la competencia laboral?
Es posible que la inmigración venezolana en el país motive a los colombianos a ser despectivos. En efecto, la razón de estas actitudes prejuiciosas se adopta por una compleja competencia del mercado; es decir, la necesidad individual del trabajo convierte a los habitantes de Colombia en personas discriminatorias.
La llegada de venezolanos al país es una problemática derivada de muchas otras; entre algunas de ellas, está la gravedad social implícita por las necesidades inmigratorias. Estas son las mafias, el crimen organizado, la marginación, la prostitución, los empleos de mala calidad, la explotación laboral y la misma desempleabilidad, resultados que ponen en desventaja a Colombia porque asume un reto más complejo, tanto para la administración pública y para la organización social.
Algunos colombianos son xenofóbicos porque tienen miedo de perder una competencia laboral contra los inmigrantes. Alberto Naranjo, exdirector del programa de economía y finanzas en la universidad de La Sabana, escribe en la revista Dinero que "la inmigración de venezolanos afecta la empleabilidad en Colombia, y este impacto incita ideas xenófobas en colombianos que también necesitan trabajar". Por ejemplo, la problemática podría sintetizarse en una persona llegada de Venezuela, por necesidades inmediatas, ofrece su trabajo a los empleadores mientras propone o acepta un salario bajo; pero estos mismo acuerdos en contrataciones con empresas, no son negociadas del todo con un colombiano.
En el ámbito de trabajo, las personas locales objetan reducción de salarios y de empleabilidad debido a la inmigración venezolana; sin embargo, estudios económicos demuestran lo contrario, porque los inmigrantes complementan el trabajo, mas no lo sustituyen y de esta manera, la producción y riqueza local aumenta. Esto lo demuestra el economista venezolano Ricardo Hausmann: "para que el país colombiano mejores su economía, debe diversificarse, flexibilizar el mercado laboral, transformar una sociedad que produzca más cosas, aprendiendo de otras sociedades y de otras culturas".
El DANE a la fecha, reporta una tasa de desempleo de 9.1; y 22 millones 518 mil personas ocupadas divididas en trabajos formales e informales. Por otro lado, Migración Colombia manifiesta 470 mil ciudadanos venezolanos. La Cancillería y Migración Colombia crearon un Permiso Especial de Permanencia (PEP) para beneficiar venezolanos en el país en condiciones irregulares; este documento les permite estudiar, trabajar o realizar cualquier actividad legal dentro del territorio nacional. La medida consolida flexibilización migratoria y promueve regularidad; con este panorama, los venezolanos vienen en busca de oportunidades como un empleo decente para una vida más digna a diferencia de las duras condiciones por su país natal; y en este sentido, se da un impacto laboral en el mercado colombiano, porque los locales, consideran que extranjeros, (los de Venezuela, no otros) arrebatarán las oportunidades en el país.
Frente al papel que juega el gobierno de Colombia con la situación, la senadora Claudia López hizo una invitación para proteger venezolanos; señaló: "el gobierno tiene que acompañar a la OEA en que se apliquen todos los mecanismos de protección de los derechos humanos de los venezolanos, acompañados de la aplicación de la Carta Democrática".
Respecto a los ciudadanos naturales, el proceso migratorio con su complejidad debe atenderse las implicaciones. Las políticas internas y el escenario social son sinónimos de problemáticas por la inmigración; pero, ¿por qué sumarle un problema más?, es decir, ¿es necesario toda esa violencia simbólica evidenciada en algunos por un estigma en personas provenientes del vecino país? Cualquier acto xenofóbico por la condición que sea, debe rechazarse; inevitable son las diferencias ideológicas, culturales y sociales, sin embargo las justificaciones discriminatorias califican la bajeza moral de una persona.
Hay que atacar la legitimidad cultural que se tiene en las sociedades al evidenciar familias e instituciones en donde la violencia es partícipe y de suma importancia dentro del funcionamiento de éstas mismas. El problema radica en que se ha dado aceptación a un mundo en donde los fuertes están en contra de los frágiles: si un colombiano violenta a un venezolano, está bien, porque son ellos los que llegan a generarle malestar al país.
La mejor manera de convivir un país culturalmente diverso como Colombia es mediando tolerancia, porque la importancia de este valor garantiza las adecuadas relaciones sociales. Los problemas causados por la inmigración, como las actitudes xenofóbicas, el desempleo, la inseguridad, entre otros más, no solo son responsabilidad del Estado. La única exclusión que se debe hacer es la de cualquier acto de violencia. La responsabilidad en la convivencia lo tiene cada uno de los individuos, por medio de la estimulación de la creatividad en buscar y encontrar otras pequeñas formas de mirar la realidad. Estas son razones para que el mundo, el país, la ciudad y los barrios se puedan transformar, por ejemplo, a partir de pequeñas acciones de solidaridad, de construcción colectiva y de esfuerzos.