El lunes después de elecciones, luego de haber sido jurado de votación me queda la certeza de que en Colombia nos merecemos el peor presidente del mundo, de 350 votantes registrados en la mesa, sólo asistieron a votar 164, lo que representa el 46% de las personas, si a eso lo comparamos con los resultados de abstención las cuentas son más que claras, 54% de los ciudadanos no participan.
El psicólogo Martin Seligman realizó un experimento, colocó a dos perros en dos jaulas diferentes, juntos perros recibían choques eléctricos, el perro, que llamaremos perro A, tenía la posibilidad de evitar el choque eléctrico, el otro, perro B, no. Después de algún tiempo el perro B que no había podido evitar los choques eléctricos, desarrolló un comportamiento pasivo desde el cual dejó de tratar de evitar los choques y eventualmente se dedicó a resistirlos con paciencia, cuando se le pasó a la jaula donde podía escapar de los choques eléctricos, y aun siendo entrenado para hacerlo, el perro no lo hizo, aprendió basándose en su experiencia anterior a soportar con resignación los choques, disminuyó notablemente su capacidad para pensar alternativamente y lo único que pudo hacer fue soportar, aguantarse, amarrado a esa indefensión aprendida de su experiencia anterior. Estos estudios fueron comparados con otros realizados a pacientes con severos cuadros de depresión y se encontró el mismo tipo de comportamiento, la gente aprende a que no puede defenderse, a que no puede actuar sobre su entorno para cambiar o aliviar las condiciones adversas, la gente aprende a que es indefensa y que no hay remedio, que lo único que queda es aguantarse. (http://es.wikipedia.org/wiki/Indefensión_aprendida)
Los que están en el poder nos han instruido durante años de esa forma, nos han adiestrado para no hacer nada, para mostrarnos una visión del mundo en la que no importa lo que podamos hacer, siempre, indefectiblemente, el poder, la corrupción y el clientelismo son los que van a ganar; la batalla de los más pobres, los trabajadores, el ciudadano del común que no tiene acceso a ese poder, amigos corruptos o lazos clientelistas es una batalla perdida de antemano, es un esfuerzo vano, es arar en el mar, y mientras tanto ellos, sabidos de ese desgano en el que nos han entrenado, ponen a su servicio el aparato, la maquinaria del statu quo, y movilizan a cientos, miles, millones de incautos. Miles de millones de pesos se invierten en asegurar que la gente se movilice; se transa, se promete, se soborna, se compra, se paga a un montón de gente para que vote por alguien, y los ciudadanos inmovilizados por esa indefensión aprendida no salen, no votan, no participan y dejan que la gente que sigue en el poder haga lo que quiera.
Somos los perros de un estado que se ha mostrado ajeno a las verdaderas necesidades de la gente, nos han puesto en una jaula de miedo, desilusión, fracaso y odio, nos han dado choques eléctricos toda la vida matando sistemáticamente nuestras esperanzas de un país mejor; Gaitán, Galán, Garzón, Lara Bonilla, el reguero de muertos de la UP, la censura, la división en nombre de ideales de porquería, la indefensión aprendida como norma de gobierno.
Con los resultados de las elecciones, estamos así, como un perro enjaulado, sin escape, jodidos, pero contentos de vivir en la país más feliz del mundo, enajenados con los teléfonos inteligentes, donde escondemos nuestra profunda estupidez como ciudadanos, ignorantes de cómo funciona el estado, apenados de no conocer nuestros derechos y lo peor es que eso lo trasmitimos a nuestra vida diaria, somos serviles, temerosos, nos dejamos deslumbrar por cualquier cosa que venga de afuera, entonces nos merecemos que suba Zuluaga, démosle de una vez el poder a Uribe, a los paras, a los negociantes de la guerra, olvidémonos de nuestra dignidad como seres humanos y vámonos a un maratón de compras a las tiendas de artículos de lujo de centro andino, que son en medio de la guerra y la pobreza que pasa en Colombia, la prueba fehaciente de que en este país hay mucha riqueza, de que a alguien le va muy bien a costillas de lo mal que le va a casi todo el mundo, abandonémonos como perros al mandato del terror, su país se lo agradecerá.