Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.
Joan Baez, cantante estadounidense.
A estas alturas del partido uno ya no sabe ni qué pensar cuando al escándalo de la Defensoría del Pueblo le sigue el denominado más grande desfalco en la historia de Colombia. Francamente, no se me ocurre qué fondo hay que tocar para que nuestro país se sacuda de semejantes exabruptos y de una vez por todas exija de todas las maneras posibles claridad y verdad sobre la descarada corrupción que nos agobia.
Ayer, en el trancón de regreso, escuchaba a un prestigioso analista decir que había que esperar las investigaciones, que estábamos apresurándonos a condenar sin saber si era corrupción o mala administración. Puede que tenga razón, ¿pero han visto en qué han terminado las investigaciones en este país? ¿Cuántos de verdad están en la cárcel? ¿Cuánto dinero ha regresado a las arcas del Estado como reparación a nosotros los contribuyentes que nos ahorcan si dejamos de cumplir con impuestos ínfimos frente a los astronómicos montos que saquean y que terminamos pagando con la suma de esos ínfimos impuestosdad y verdad sobre la descarada sunaos ahorcan si dejar de pagar impuestos ieras posibles claridad y verdad sobre la descara? ¡Todo un país robado de frente e impávido en reacción!
Qué me dicen del circo que se monta apenas estallan los escándalos. Todos se victimizan, entre todos se echan la culpa y con el correr de los días ¿qué termina pasando? ¡Nada! ¿Y qué hacen los ciudadanos? ¡Nada! ¿Y qué hacen los medios más allá de replicar como idiotas útiles prestándose al juego del que más avive la llama del escándalo? ¡Nada! ¡En Colombia no pasa Nada!
Aquí hay muchas lecciones, pero este país no aprende nada. Está quieto, dormido, resignado… Se merece su suerte. Qué más se puede decir.
¿Van a seguir permitiéndole a la clase política de este país
continuar haciendo de las suyas
y todos en palco como simples espectadores?
Yo sigo desde este rincón y con esta escueta columna, el ánimo no me da para más, alentando a los colombianos a hacer algo. ¿Qué? Pues hay que trabajarlo, pensarlo y ejecutarlo. La suma de recesión y corrupción es igual a desastre para todos. ¿Y entonces se van a quedar quietos? ¿Van a seguir permitiéndole a la clase política de este país continuar haciendo de las suyas y todos en palco como simples espectadores?
Perdón, pero el 18 % de los contratos de Reficar terminaron costando el doble de lo inicialmente pactado, y la corrupción con sobrecostos alcanza ¡el 17.000 %! ¿Se van a quedar ahí solo escuchando las noticias, dejándose engañar, dejándose robar y viendo el circo?
¡Hasta el próximo miércoles!