Para los médicos comerse el propio pelo es una enfermedad parecida a la de comerse las uñas. Esto fue lo que le ocurrió a Ayperi Alekseeva, una jovencita de 18 años de edad, a quien se le convirtió en un extraño vicio irse comiendo su pelo de a pocos, pero además grandes pedazos de lana de la alfombra. Después de mucho tiempo de esta extraña manía, la semana pasada la jovencita entró con un fuerte dolor de estómago al hospital Bishkek en Kirguistán. Tras hacerle una ecografía los médicos encontraron una inmensa bola de un cuerpo extraño. Al operarla de urgencia se encontraron con la sorpresa de extraerle una bola de nueve libras que contenían solo pelo humano y lanas de alfombra. El pelo y las pelusas nunca habían sido expulsado por la niña y la masa que se le fue formando llegó al punto de obstruirle su sistema digestivo. “Los padres la trajeron después de que ella comenzó a perder peso, y ella no podía comer nada, ni siquiera podía beber agua. Nos dimos cuenta de que teníamos que operar de inmediato”, dijo el médico cirujano Bahadir Bebezov.