La segunda fase de la dejación de las armas en poder de las FARC que se adelantó el pasado 13 de junio, junto con el 30% entregado en la primera fase es un gran paso en la construcción de paz. El proceso de desarme, necesario para la reincorporación de los exmilicianos, deberá concluir el próximo 20 de junio, cuando se entregue el 40% del armamento restante. Con las armas recolectadas se construirán tres monumentos, uno en la sede de la ONU en Nueva York otro en la sede de los diálogos en La Habana y otro en Bogotá.
Según Camilo Echandia experto en conflicto armado, este proceso de desarme será mejor que cualquiera desarrollado anteriormente, incluso mejor que el adelantado en el proceso de desmovilización de los paramilitares en el gobierno Uribe. Lo anterior teniendo en cuenta que en dicho proceso se entregaron solo 18.000 armas y eran más de 30.000 paramilitares, algo inconcebible teniendo en cuenta que cada integrante de este grupo armado debería tener mínimo un arma.
A pesar de lo exitoso que fue la jornada, varias personas trataban de sembrar dudas aludiendo que se debería haber mostrado a los guerrilleros entregando las armas, lo cual es visto para los insurgentes como una derrota y por ende es entendible que prefirieran hacerlo solo ante la prensa oficial y ante los miembros de la ONU.
Además, no es posible que la Organización de Naciones Unidas, los delegados del gobierno y los integrantes del grupo insurgente, hubieran fraguado un complot para hacer una falsa entrega de armas. Fraude la desmovilización del bloque Cacique la Gaitana de las FARC durante la política de la Seguridad Democrática. Caso por el que el ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo se encuentra prófugo de la justicia desde 2012.
Otro tema que siembra duda es la existencia de caletas con armas distribuidas en todo el país y que según el máximo representante del grupo guerrillero Rodrigo Londoño, podrían ser 900. En este punto caben las incógnitas de todo tipo. No obstante, las FARC se comprometieron a entregar un listado con la ubicación exacta del material bélico, y aunque para muchos eso no da ninguna garantía, las afectaciones que podrían tener la imagen del partido político que se cree posterior al proceso y algunos ex guerrilleros —los cuales serían juzgados bajo la justicia ordinaria y no bajo la JEP— si se llegase a encontrar material bélico no declarado, son el mejor seguro que se tiene para confiar en que el proceso de desarme será transparente.