No salimos del caso Odebrecht y ya emergen a escala internacional otros dos enormes escándalos: el de Camargo Correa y el de las asesoras financieras europeas (dentro de las que destaca la Banca de Inversión Lazard), que por lo pronto empezarían a señalar a las clases dirigentes de Cali y Medellín.
Además de que destilan corrupción, los tres casos tienen en común: Primero, que el país empieza a enterarse por la capacidad investigativa del aparato judicial o de la sociedad civil de otro país (Estados Unidos, Brasil o la Unión Europea). Segundo, que nuestras autoridades no actuaron con diligencia frente a las advertencias. Y tercero, que estas pesquisas vienen impactando cada vez más la arena política, debido a que han transparentado nuevas capturas de la cosa pública y privada con el auxilio de agrupamientos políticos.
Los hallazgos de institutos y organizaciones de la sociedad civil europea –y que hacen vínculo con preocupaciones de activistas colombianos– descubren hoy los nombres de encopetados beneficiarios de las operaciones de rescate de los bancos europeos. Tan graves son las nuevas revelaciones, que ya empiezan a palidecer las que hace poco llevaban por la cárcel al español Rodrigo Rato, el influyente exdirector del FMI, Vicepresidente del gobierno de España y ex Ministro de Economía en el período de José María Aznar.
A esta hora circula “El negocio del rescate”, un detallado y riguroso informe del Transnational Institute que exhibe el modo en que cuatro grandes empresas de auditorías (PWC, Ernst & Young, KPGM Y Deloitte) se aprovecharon de la crisis y cómo forman parte en el diseño e implementación de los rescates bancarios, junto con un pequeño grupo de Consultoras financieras globales, lideradas por la norteamericana Lazard constituida oficialmente en Bermudas (el peor paraíso fiscal, según Oxfam), la misma Banca de Inversión que nos impusieron los gobernantes de turno en Cali y Medellín para valorar un negocio en plena disputa orbital: las empresas de telecomunicaciones.
En el viejo continente las pérdidas permanentes de las operaciones bajo lupa son descomunales. La Comisión Europea las ha tasado en más de 213 mil millones de euros, que igualan el PIB de Finlandia y Luxemburgo combinados, o los gastos en salud de España, Suecia, Austria, Grecia y Polonia, combinados. Pero el informe se detiene en el “Coste oculto” de estas operaciones, aquel que se embolsillan las consultoras por concepto de diseño e implementación del rescate, pagado igualmente por los contribuyentes. Denuncia además cómo, a pesar de los constantes errores, “fallas éticas”, abuso de confianza y aprovechamiento indebido, este oligopolio sigue dominando el mercado del rescate bancario, a partir del poder que ejercen en las altas instituciones europeas y que comporta algunas prácticas en boga: la puerta giratoria y la cooptación del poder político a manos de privados.
De modo que Lazard llega a Cali o a Medellín no porque seamos más o menos agraciados. Ni logra el favor de algunos funcionarios sólo en el nuevo continente. Ni actúa como juez y parte solamente en Ecopetrol, donde ha sido inversor de la empresa y también asesor financiero de algunas operaciones. “No financiamos”, suelen decir sus ejecutivos para tranquilizar estas preocupaciones en ambos lados del océano. “Tenemos murallas chinas éticas entre nuestras divisiones de asesoría y gestión”, repiten como loros. Pero ya se ha demostrado que como consultor, Lazard ha preparado su propio favorecimiento como “gestor de activos” o para terceros inversores.
Así lo hizo cuando asesoró la privatización de la Aeropostal Royal Mail, estatal británica a la que brindó sus servicios de Banca de Inversión. Allí recomendó ofrecer prioridad y condiciones especiales en la venta de acciones a 16 empresas (para crear una base de accionistas de largo plazo), una de las cuales resultó ser una división de gestión de la propia Lazard, que vendió después tales acciones con la velocidad del rayo, ganando por ese concepto 8 millones de libras esterlinas a las que sumó los 1,5 millones por el asesoramiento. El informe explica también como aprovechó toda la información y ventajas que le ofreció su alevosa asesoría en la privatización de los aeropuertos de la española AENA. En esta ocasión influyó para que se infravaloraran unas acciones que rápidamente compró y vendió mediante otra de las divisiones de gestión de activos, “World Dividend & Income Fund”, consiguiendo beneficios del 60% en un santiamén. Las diferencias dejadas de percibir o las pérdidas infligidas al erario de los gobiernos británico y español, y el valor de tan sofisticadas asesorías, van de nuevo por cuenta de los contribuyentes.
Lazard asesora también a gobiernos en desgracia. Estuvo en Irak de la mano de la ocupación liderada por Estados Unidos y llegó a Ucrania. Estuvo cuestionada por su consultoría en países como Chipre, Etiopia o Grecia. “Grecia no se va”, dice William Cohan, exbanquero de Lazard, explicando que las compañías se declaran en quiebra, cierran y se van, pero los países permanecen.
En la pérdida de fondos de los Países Bajos, Lazard jugó papel de ingrata recordación. Aquí acompañó la “nacionalización” del banco ABN AMRO y sus asesores cobraron 5 millones de euros por tres días de trabajo, pero reportaron información deficiente. Por ejemplo, olvidaron explicarle al gobierno las deudas que el Banco tenía pendientes y que debían deducirse del precio negociado. Después Lazard negó cualquier responsabilidad y alegó que su concepto no era vinculante.
El caso más sonado por estos días, por su enorme impacto social y político, tiene que ver con las operaciones en Bankia, resultado de la fusión de siete Cajas de Ahorro españolas tradicionales. Cuando desarrollaba su crisis, Bankia fue a la bolsa y convenció a muchos pequeños accionistas y al público mostrando ganancias por más de 300 millones de euros, auditadas por Deloitte. Con su posterior nacionalización se vino a establecer que ese año había perdido 4.300 millones de euros. En medio del encubrimiento, Lazard se alzó con lo suyo en contratos con Rodrigo Rato, el cuestionado Director del Banco hoy procesado por falsa contabilidad, fijación de precios, fraude, y malversación de fondos, pero por lo pronto encarcelado por otro delito que entonces cometió: se había autorizado por cientos de miles de euros, una tarjeta de crédito para gastos personales.
Lazard está demandada en Argentina, reporta servicios a Odebrebrecht en Brasil y va en negocios en ese mismo país con Camargo Correa, también investigadas por estos días.
Pero ya habrá espacio para referirnos a su largo prontuario fuera del país. Por ahora señalemos que brindó una cuestionada asesoría en la fusión EPM –Millicom en la gerencia de Juan Esteba Calle, en la alcaldía de Aniba Gaviria. En la presentación de sus resultados, en letra menuda, los asesores de Lazard han dejado en claro sus condiciones de trabajo. Y precisa que: “…MBA Lazard no auditó ni realizó ninguna tarea de verificación y/o control independiente de la información provista por las Partes, ni de cualquier otra información recibida. MBA Lazard no garantiza ni la veracidad ni la integridad de la información…” Leerlas hace suponer que son muy cercanas a las que esgrimieron como respuesta al gobierno de los Países Bajos. Aquí les participamos de algunas de sus previsiones, hoy públicas en internet.
Con todo, en la actual alcaldía de Maurice Armitage, la Gerente de EMCALI doctora Cristina Arango –la acuciosa recomendada del Ministro Mauricio Cárdenas, el mismo de Dragacol y Reficar, quien debe conocer muy bien a MBA Lazar desde la Junta Directiva de Ecopetrol–, impuso a la compañía tantas veces mencionada como Banca de Inversión, para que nos diga qué hacer con el componente de Teléfonos de EMCALI. Ya todos los enterados sabían desde siempre en qué va a concluir el famoso estudio. En lo mismo o parecido a lo que propuso BBVA Banca de Inversión, también con intereses en Telefónica de España.
Ya hablaremos al respecto más extenso. Por ahora insistamos en que no bastaron los reclamos del Frente Amplio por la defensa de Cali, ni las denuncias de SINTRAEMCALI, ni las voces provenientes de la sociedad civil. Pero en Cali como en Madrid, la ciudadanía tendrá la última palabra. Y ya soplan nuevos vientos sobre la cruenta corrupción que recorre al mundo y azota nuestro suelo.