Latinoamérica y el imperio

Latinoamérica y el imperio

De acuerdo al autor, el país del norte "es displicente con Latinoamérica porque poco le preocupa lo que suceda al sur de río Bravo"

Por: Ariel Peña González
julio 13, 2018
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Latinoamérica y el imperio
Foto: Pixabay

La cáfila comunista que gobierna a Venezuela por estos días ha incrementado sus alaridos sobre una supuesta invasión estadounidense, acusando a Colombia de ser la cabeza de playa para semejante empresa. Por eso el diputado Pedro Carreño de la Asamblea Nacional Constituyente y de la banda del PSUV ha pedido bombardear a Colombia con los aviones Sukhoi, igual a la amenaza que hizo Hugo Chávez hace algunos años con esos mismos aviones, sin olvidar que las camarillas comunistas son capaces de cualquier cosa para desviar la atención ante el fracaso estruendoso de su sistema.

Un comunista como el señor Carreño, en su esquizofrenia fantasea con una invasión de Estados Unidos a Venezuela, cuando eso sería igual a gastar pólvora en gallinazo e invertir una millonada de dólares que no tienen justificación alguna, ya que el país vecino podrá tener inmensas reservas petroleras, pero dentro de 15 o 20 años los combustibles fósiles serán reemplazados indefectiblemente por energías alternativas, o sea que Venezuela se puede quedar con sus reservas petroleras por toda la eternidad.

Primero Chávez y ahora Maduro han repetido como loros con respecto a Venezuela lo que el sátrapa de Fidel Castro dijo durante 55 años: que EE.UU. invadiría a Cuba. Eso fue algo que nunca sucedió, ni siquiera cuando se cayó el muro de Berlín y desapareció la URSS, pues la dirigencia gringa sabía que defenestrar a Fidel Castro conduciría a que por lo menos la mitad de la población de la isla iría a parar al país del norte, poniéndose de manifiesto el pragmatismo de la dirigencia gringa. De la misma manera sucede con Venezuela, país que la mayoría de población norteamericana no sabe ni dónde queda.

El régimen marxista-leninista venezolano se quiere dar más importancia de la que tiene, anunciando una invasión norteamericana, algo absolutamente improbable, porque si de invasiones se trata, Venezuela se ha convertido en una colonia cubana cuyo gobierno recibe órdenes desde La Habana. Lo anterior de modo que la segunda independencia de la patria de Bolívar será cuando se libere del imperialismo cubano, por eso frente a esa situación tan aberrante: ¿de cuál dignidad pueden hablar los parásitos comunistas que malgobiernan a Venezuela? De acuerdo a las anteriores consideraciones es pertinente aclarar la situación latinoamericana frente al imperio del norte, ya que ello se ha prestado para múltiples especulaciones desde hace muchas décadas.

Latinoamérica y el Caribe, con cerca de 40 naciones, en el mundo apenas representa el 10% del producto interno bruto, y si excluimos a Brasil y México, a los países restantes solo les quedaría el 5%. Sin embargo, con el difunto Hugo Chávez, Fidel Castro, Nicolás Maduro, acompañados por Evo Morales y Daniel Ortega, la región sería la campeona mundial.

Mientras que eso ocurre con la economía latinoamericana, los Estados Unidos representan el 24% del PIB mundial, China llega al 15%, Japón al 6% y Alemania el 5%. Por eso es un contrasentido que la camarilla chavista venezolana hable de “guerra financiera” cuando viven del imperio del norte que les compra cerca de 450 mil barriles de petróleo diarios (con tendencia a la baja), que son el 95% de las exportaciones del país vecino, y eso le sirve para mantener a un poco de gobiernos zánganos del Caribe regalándoles petróleo, encabezados por Cuba, sin importar que el pueblo venezolano se encuentra en la miseria.

Por ello una pregunta que flota hace varios meses en el ambiente es: ¿qué pasaría con Venezuela si Estados Unidos le deja de comprar petróleo? Porque los miles de barriles de crudo diarios que se le venden a China solo sirven para pagar los intereses de la monumental deuda que tiene Venezuela con el país asiático; pero quienes gobiernan le echan la culpa del fracaso del socialismo y la revolución al imperialismo yanqui y a la derecha.

Para el imperio del norte, Latinoamérica dejó de ser vital desde la década de los 70 del siglo pasado, cuando les fracasó a las grandes transnacionales el llamado “plan básico”, que buscaba crear en nuestros países gigantescas factorías. No obstante, por la situación sociopolítica de la región eso no se pudo realizar, y por ello prefirieron a la China con los resultados que hoy conocemos. De ahí que para EE.UU. sus prioridades están en los países de Asia, Medio Oriente y Europa, ya que Latinoamérica poco cuenta.

Pero según los seudoanalistas marxistas-leninistas, Estados Unidos busca quedarse con los recursos naturales de América Latina, dándole con eso una inusitada importancia a esta región. Resaltando que si se cumple con una reducción importante en los próximos años de los gases de efecto invernadero por parte de las naciones industrializadas, se mermaría la utilización de combustibles fósiles y también de gran parte de los metales que tiene Latinoamérica, por ello no habría mucho interés en los mentados recursos naturales que por aquí existen.

También los rufianes del socialismo del siglo XXI que gobiernan a Venezuela elucubran sobre la conjura de la derecha nacional e internacional en contra del proceso revolucionario con cerco mediático incluido; semejantes falacias propias de mentes calenturientas ante el miedo de perder el poder son el producto de alucinaciones, porque en el continente no se ha constituido una organización en contra del neocomunismo que impulsa el foro de Sao Paulo. Lo que existen son voces espontáneas de políticos e intelectuales que responden el clamor ciudadano en las diferentes naciones, que han caído bajo la férula de castrochavismo, que no es más que otra versión del marxismo.

Nicolás Maduro ha creado en Venezuela una dictadura sanguinaria que ha anulado los derechos individuales, de ahí que millones de refugiados salen para los países vecinos, convirtiéndose esa situación en un drama humanitario. Eso es para los marxistas radicalizar la revolución, teniendo como ejemplo a Cuba o Norcorea, porque la burocracia del Estado es el dios para las élites comunistas, de ello se desprende el miedo que le tienen al debate ideológico. Reafirmando que sus dogmas no tienen ni vigencia ni defensa y utilizan una serie de sofismas para embaucar a débiles mentales, con la fábula miserabilista de que luchan por la emancipación de los pobres.

El imperio al que tanto utiliza de excusa el régimen venezolano para ocultar sus miserias, que son el resultado del fracaso del sistema socialista, es displicente con Latinoamérica porque poco le preocupa lo que suceda al sur de río Bravo. De la misma manera el susto que le produce la denominada derecha al chavismo hace parte de su imaginación, pues hemos explicado ampliamente las verdaderas connotaciones de ese término. Resaltando que es patética la ruina del socialismo del siglo XXI en el contexto Latinoamericano, así haya ganado en México, en las elecciones presidenciales, Andrés Manuel López Obrador.

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