Uno de los principales dolores de cabeza en la etapa de posconflicto serán las economías ilegales y el otro dolor de cabeza serán las zonas de frontera. Los datos indican que cerca del 70 % de la tropa del ELN están en zona de frontera, principalmente con Venezuela y el 30 % de las Farc en la frontera con Venezuela y Ecuador.
Muy seguramente varias zonas de ubicación estarán cercanas a zonas de frontera. En Tumaco Nariño, Puerto Leguízamo Putumayo y en la región del Catatumbo y Arauca habrán zonas de ubicación. A lo anterior se suma la inestabilidad política en los países vecinos. En Venezuela la situación de polarización y la crisis económica podrían llevar a fuertes convulsiones sociales, lo que podría afectar el término del proceso de paz con las Farc y sobre todo el desarrollo del proceso de paz con el ELN. No debe olvidarse que en las zonas de frontera con Venezuela opera el grupo del FBL o Frente Bolivariano de Liberación, muy cercano al ELN y que sería una de las retaguardias del chavismo más radical en caso de golpe de Estado.
La situación de Rafael Correa y las perspectivas electorales indican
que sería muy difícil que Ecuador fuera la sede de las negociaciones
del proceso de paz entre el ELN y el gobierno
Por los lados de Ecuador, las cosas no tienen la inestabilidad de Venezuela, pero las encuestas muestran que Rafael Correa ha venido perdiendo popularidad aceleradamente y que su candidato, aunque no está definido, seguramente será su actual vicepresidente, no despega en los sondeos; por el contrario, un hombre de la oposición, del Opus Dei y muy de derecha, puntea en las encuestas. Es decir, con un presidente así sería muy difícil que Ecuador fuera la sede de las negociaciones del proceso de paz entre el ELN y el gobierno. Habrá que cambiar el sitio de las negociaciones y con la inestabilidad de Venezuela, Brasil y Ecuador seguramente se terminará en Cuba negociando nuevamente.
Colombia también entrará en un proceso electoral y se sabe que grupos criminales como los Úsuga han incursionado en zonas de frontera como Catatumbo o Chocó, con el fin de controlar o retomar los territorios que dejen las Farc. Para evitar una nueva ola de violencia en estas zonas fronterizas y evitar el fracaso del posconflicto, las zonas de frontera requieren una estrategia de seguridad en la que los gobiernos vecinos participen de forma activa de su lado de la frontera. Se podrá blindar muy bien el Catatumbo, pero si no se cuenta con Venezuela esa zona será un polvorín.
Así las cosas, los colombianos deben entender y aceptar que el gobierno debe hablar con los vecinos y que lo mejor que le puede pasar a Colombia es la estabilidad política de Venezuela y nada de golpes de Estado o acciones criminales. El gobierno colombiano debe ser prudente frente a la inestabilidad de Venezuela y Ecuador y garantizar que todo se solucione por mecanismos democráticos. Además, se deben hacer planes parciales y conjuntos de seguridad para mitigar efectos de las economías ilegales y acciones de otros grupos armados organizados. Solo esta participación conjunta garantirá un posconflicto pacífico en las zonas de frontera. De no ser así, varias de estas serán un polvorín complicado.