Sin la intención de triunfalismos ni de hacer cuentas alegres, se puede asegurar con hechos que Petro tiene el triunfo casi asegurado porque cuenta con fuerzas políticas y ciudadanas con las que no contaba en las elecciones pasadas, si tomamos como base los 8 millones de votos que obtuvo en las elecciones presidenciales de 2018, a los que se le sumarán los votos que logren jalonear los miembros multipartidistas del Pacto Histórico, más los votos de los jóvenes que votan por primera vez y que toda su vida han vivido bajo lo que ellos ven como un “narco-régimen uribista”, son jóvenes de la era digital que se dejan influenciar por los medios de información tradicionales en menor medida que sus mayores, por lo tanto la gran mayoría de votos de dichos jóvenes serán para Petro, quien cuenta con mucho apoyo en redes sociales.
A pesar de que el fraude electoral es inevitable, otro factor que vale la pena considerar es que esta vez los aliados de Petro estarán más preparados y decididos a combatirlo, por lo que las elecciones serán vigiladas por cerca de 100 mil testigos electorales petristas, además varias organizaciones de la sociedad civil concertaron crear el primer movimiento ciudadano anticorrupción unificado del país, este grupo es integrado por 13 organizaciones regionales y dos de carácter nacional, que realizaran veeduría conjunta en las elecciones de 2022.
También se debe añadir los votos que logren gestionar los grupos de personas que se formaron en todo el país como apoyo al Paro Nacional y las llamadas “bodegas de Petro”, que constan de miles de voluntarios que hacen campaña de manera espontánea y con total convicción. Además, a diferencia del 2018, Petro en el 2022 contará con el soporte de un partido político con personería jurídica propia.
Por último, hay que considerar la decadencia del uribismo, cuya popularidad se vio afectada principalmente por los narcoescándalos, el mal manejo de la pandemia, la reforma tributaria propuesta por Carrasquilla, la violenta represión a los manifestantes y el desfalco de los 70 000 millones de pesos en el ministerio a cargo de la exministra Abudinen, de esta manera el Pacto Histórico logrará arrebatar muchos de los votos de las personas que optaron por Duque por temor a Petro e incluso de uribistas decepcionados con su partido.
Para completar el panorama electoral en el 2022 está por verse como se desenvuelve en sus últimos meses en el poder el gobierno de Duque, que, a pesar de las grandes cantidades del presupuesto invertidos en mejorar su imagen, su desfavorabilidad continúa aumentando.
Se vaticina dos posibles caminos, que el gobierno busque hacer las cosas bien para mejorar su aceptación popular, cosa que será muy difícil teniendo en cuenta los grandes intereses de sus patrocinadores y de los partidos políticos de la coalición del gobierno, o por lo contrario dejar al país en un completo caos y con grupos armados ilegales fortalecidos para echarle la culpa de todo al siguiente gobierno y así en las elecciones de 2026 pintar nuevamente a los candidatos de extrema derecha como los salvadores de la patria.