Detrás de los despliegues de los medios de comunicación españoles sobre las extradiciones a Estados Unidos del empresario Alex Saab y Hugo Carvajal, este último exjefe de inteligencia de los regímenes de Chávez y Maduro, se esconden unas movidas económicas y políticas que buena parte de los electores ignoran por las manipulaciones de los medios de comunicación.
Conocido como el Pollo Carvajal, es señalado por Estados Unidos como el jefe principal del cartel de los Soles, cuya extradición de España a Estados Unidos fue aprobada por la Audiencia ibérica en el 2019, pero que no se ejecutó porque se fugó y paso dos años prófugo hasta que fue recapturado.
Es la misma persona que hace cinco años reveló ante la Audiencia española versiones sobre las financiaciones del chavismo a las campañas de varios lideres políticos latinoamericanos.
Revelaciones que desde el 2016 han sido desvirtuadas por falsas. Su libreto en esa oportunidad como el de ahora es calcado de las estrategias de los sectores políticos de los cubanos-americanos y de los círculos evangelistas cristianos sionistas de la ultraderecha republicana de Trump, el ex vicepresidente Pence; el exsecretario de Estado, Pompeo; el exsecretario de Defensa, Mattis; el exasesor de seguridad nacional, Bolton; y el senador Marco Rubio, que llevaron a la cárcel al expresidente brasilero Lula.
Es una trama política y judicial con un libreto similar al orquestado contra Lula en la Operación Lava Jato, un proceso donde la CIA fue la pieza clave en capacitar en los montajes al juez Sergio Moro, los cuales quedaron al desnudo cuando le aceptó a Bolsonaro la cartera de Justicia.
Un huracán político que desencadenó el escándalo de Odebrecht en América Latina, también orquestado por la CIA para frenar el ascenso de Brasil como potencia emergente y su alianza con China. Fueron movidas políticas que permitieron la llegada al poder de Jair Bolsonaro, una ficha de los evangelistas cristianos del sionismo latinoamericanos, ligado a los círculos de los evangelistas cristianos republicanos estadounidenses.
De manera que el ventilador que buscó prender Carvajal hace cinco años cuando acusó al chavismo de financiador de la campaña del partido de la izquierda española Podemos con dineros enviados a España a través de las valijas diplomáticas fue una falsa. Por eso un juez de la Audiencia española hace cinco años archivó aquel proceso por la carencia de pruebas.
Las réplicas que hacen los medios colombianos de las versiones publicadas en la prensa española son refritos. No hay nada nuevo. Ninguna de las acusaciones de las financiaciones del chavismo a las campañas políticas de los partidos alternativos en España y en la mayoría de los países latinoamericanos han surtido efecto y han terminado desestimadas en los tribunales judiciales por faltas de pruebas.
Han sido tan turbias esas manipulaciones que gran parte de los colombianos no alcanzan a descifrar que detrás de este tipo de escándalo se han armado unas estrategias políticas de la ultraderecha estadounidense republicana y la ultraderecha latinoamericana para atajar a los candidatos presidenciales alternativos.
En los casos de Brasil y Colombia, los dos países más estratégicos de Suramérica. Brasil por ser una potencia emergente y Colombia por ser el territorio más estratégico para la consolidación de las rutas de la seda del Pacífico y del Gran Caribe de China.
Por eso la ultraderecha gringa y latinoamericana tiene pavor que en Brasil regrese al poder Lula y que en Colombia gane la presidencia Gustavo Petro. El escándalo que Petro recibió financiación del chavismo es otro refrito, que se desarrolla en el contexto de la lucha por el dominio imperial de América Latina entre Estados Unidos y China.
No es un debate entre izquierda y de derecha. Tampoco entre capitalismo y socialismo. En toda esta trama se esconde una disputa imperial entre fuerzas capitalistas por el control de América Latina entre Estados Unidos, una potencia en decadencia y China, una potencia en ascenso.
Lo que aplican los chinos en sus tratados de libre comercio y de cooperación económica con otros países es capitalismo puro. Su política exterior no está basada en la expansión de su ideología socialista, sino en el control del comercio, los consumidores y reglones estratégicos de las economías de los países, sin diferencias ideológicas.
Por las manipulaciones gran parte de la gente no alcanzan comprenden que detrás de publicaciones españolas que les dan credibilidad a las versiones de Carvajal hay unas movidas económicas y políticas de las multinacionales españolas para proteger sus intereses económicos en la región frente a las disputas entre Estados Unidos y China.
Tampoco alcanzan a dilucidar las razones por las cuales medios españoles como EL PAIS y las cadenas radiales del Grupo Prisa hacen tantos despliegues con las declaraciones del candidato presidencial Alejandro Gaviria.
Las movidas económicas y políticas que se esconden detrás del nombramiento del ex procurador Fernando Carrillo, como vicepresidente del Grupo Priva en América Latina, personaje que hace parte de la nómica del Grupo Aval de Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Y las razones por las cuales la gran mayoría de los grandes medios de comunicación de Colombia, replican literal las versiones de la prensa española. El veneno está en que los medios colombianos hacen parte de todos los emporios económicos que tiene nexos con los emporios económicos y empresariales españoles. En conclusión: el problema de fondo no son Lula y Petro es China.
