Todo parece darse en medio de una acalorada vendetta entre narcotraficantes del Valle del Cauca, lo que hace rememorar a los cartageneros el asesinato del capo del cartel del norte del Valle Miguel Solano, alias Miguelito, quien fue en su momento el hombre de confianza de alias Don Diego, asesinado cuando salía de una reconocida discoteca del centro histórico a manos de sicarios al servicio del narcotraficante Wilber Varela, alias Jabón, que hizo comenzar una de las peores vendettas narcotraficantes que haya vivido el país en su historia reciente.
Luego de quedar desmantelado el cartel del norte del Valle por la muerte y captura de la mayoría de sus líderes, fueron estos últimos los que, desde las cárceles de Estados Unidos, junto con familiares en Colombia y "oficinas de cobros" como Los Flacos o La Cordillera, decidieron forjar alianzas criminales para mantener su imperio ilegal; entre ellos reconocidos narcotraficantes como alias Mueble Fino, Beto Rentería, Los Hermanos Comba, Guacamayo, Beto Gitano y otros, quienes al regresar al país entre 2018 y 2019 emprendieron una serie de vendettas contra sus antiguos testaferros y lugartenientes.
En el último año los mismos viejos narcotraficantes han tenido ruptura con sus "oficinas de cobro" y sus exsocios, lo que ha provocado la muerte de capos como Beto Rentería en septiembre de 2020; y de Simeón Gutiérrez, hijo de Orlando Henao, alias El hombre del Overol, en junio de este año en Pereira junto con otros dos familiares del Clan Henao, y la captura de Martha Henao Montoya, Mueble Fino, Guacamayo y Banana, lo que a su vez ocasionó la muerte de abogados, testaferros, lugartenientes, narcotraficantes y demás personas vinculadas con la guerra a muerte que se libra en el suroccidente y eje cafetero colombiano.
Las campanas de advertencia empezaron a sonar en Cartagena de Indias cuando, a finales de diciembre de 2020, fueron baleados en una cabaña de la isla de Barú el narcotraficante César Augusto Vallejo alias el Niño y Elizabeth Vallejo, hermanos del reconocido excapo Édgar Guillermo Vallejo, alias Beto Gitano, dueño del establecimiento donde estaban sus hermanos en Barú.
El gatillo volvería a sonar en febrero de este año cuando asesinaron en el corregimiento de Punta Canoa a dos hombres oriundos de Acacías, Meta; uno de ellos vinculado con las organizaciones narcotraficantes que sacan cocaína para los viejos capos que regresaron a las andanzas criminales.
Recientemente, la ciudad ha conocido el asesinato de Gerson Javier Triviño Carabalí, oriundo de Cali, con antecedentes judiciales, quien conducía una camioneta Renault Duster blanca sobre la avenida Pedro Romero. Luego de la muerte del médico Carlos Manjarrez, cuando estacionaba su camioneta en el barrio Parque Residencial de El Country, la cual habría sido en medio de una confusión, pues en su mismo edificio estaba instalada una pequeña célula de delincuentes caleños a los cuales supuestamente iría dirigido realmente el atentado sicarial, donde quedó a su vez al descubierto la existencia de una red criminal vinculada a varios homicidios registrados en la ciudad en los últimos meses, posiblemente relacionados con las vendettas del Norte del Valle, que también se han extendido a otros puertos como el de Buenaventura.
La situación comienza a ser preocupante, ya que sumado a estas vendettas, grupos como el Clan del Golfo están tratando de expandirse a sangre y fuego en ciudades como Barranquilla y Santa Marta para tomar el control total de la costa caribe en temas de microtráfico y extorsión, lo cual ha generado un derramamiento de sangre en estas dos ciudades principalmente, generando limpieza en Cartagena de cualquiera que pueda aliarse en la ciudad a bandas rivales como los Pachencas y los Costeños, quienes buscan crear una "oficina caribe" con el fin de evitar la entrada total de los del Urabá antioqueño.
¿Qué dice el alcalde de Cartagena?, ¿la policía? Hasta ahora absolutamente nada. Existe un fuerte hermetismo dentro de la Policía Metropolitana de Cartagena, se sigue sin tener claro muchos hechos que no ponen a conocimiento público y suscitan temor entre los ciudadanos; los índices de homicidios vienen en alza desde el año pasado y parece ser que este año no será la excepción. ¿Cuál será la percepción de los cartageneros?