María Andrea Cabrera llegó a la discoteca Mint Social Club, en la zona rosa de Bogotá, acompañada de sus amigas de siempre: María Carolina Daza y Lina María León. La cita era en el rumbeadero en mención, ubicado en la calle 84 No 14-02, ya que después de la medianoche del domingo 4 de febrero decidieron rematar la rumba ahí. Venían de estar en un restaurante vecino junto con otros amigos: Luis Miguel Florez, Johana Cano, Mauricio Ladino y Jaime Esparza, quien esa noche acababa de dejar a su papá Jaime en el aeropuerto internacional El Dorado, que esta vez viajaba a Londres.
Las amigas no consumían droga, ni bebían mayor cosa. La rumba estaba reservada para los fines de semana. María Andrea, hija del general retirado Fabricio Cabrera Ortiz, tenía 25 años, había terminado Comunicación social y trabajaba con un rol administrativo en la Universidad de La Sabana. A juzgar por su perfil de Facebook, era muy popular y lograba hazañas como lograr fotografías con James Rodríguez y otros personajes que admiraba.
El grupo de amigos compró licor y unas cuantas botellas de agua. Dos horas después, ya en la madrugada, María Andrea se desmayó. Se asombraron de que Jaime Esparza no la ayudara a levantar y fueron sus amigas quienes la llevaron al baño, convencidas de que se trataba de una pasada de tragos. Vomitó. Las amigas acompañadas de Luis Miguel Flórez tomaron un taxi rumbo la casa de Carolina Daza, una barranquillera que había estudiado negocios internacionales en La Sabana. En el trayecto María Andrea, quien había comenzado a botar sangre por la nariz, le comentó a Carolina que creía que le habían echado algo extraño al trago que había tomado. Daza también se sentía extraña, acelerada.
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Había pasado corto tiempo en el apartamento cuando la salud de María Andrea comenzó a deteriorarse con extraordinaria rapidez. Desesperadas, llamaron a Andrés Ortiz, otro amigo que no había estado en la rumba, pero que tenía carro. Llegó pronto para trasladarla a urgencias en la Clínica Santa Fe. No dio tiempo. En el trayecto María Andrea murió.
Han pasado dos semanas desde la tragedia. Medicina Legal entregó el informe revelando que la joven había muerto por una intoxicación de éxtasis, metanfetaminas y alcohol. Metanfetamina es un polvo que se revuelve en el alcohol y acelera; el éxtasis es una droga sintética muy común en las fiestas con música electrónica; ambas producen alegría desaforada. La mezcla con alcohol puede resultar letal. La Fiscalía tomó ya la investigación por su cuenta.
Aunque el general, padre de María Andrea ha mantenido un discreto silencio, gracias a sus amigas que decidieron hablar se ha sabido que no se trató de una muerte accidental de origen natural, como dijo inicialmente la policía. Las amigas María Carolina Daza y Lina María León son las testigos claves de lo que ocurrió. Se han empezado a despejar incógnitas a partir de una declaración juramentada ante el ente investigador. Se supo que un tercero habría introducido una sustancia al trago de María Andrea y por lo tanto se convierte en la primer hipótesis de la muerte. El círculo de amigos que participó de la rumba será llamado a testificar. En medio del dolor la familia deberá involucrarse porque finalmente todos quieren saber lo que ocurrió.
