Los coletazos del diablo como funesta despedida urdida desde las profundidades celestiales, que desde 1914 según los cálculos matemático fallidos de predecesores de los testigos de Jehová no ocurrió el Armagedón pero si la secuela apocalíptica que siguió a la expulsión del mal mefistofélico encarnado en la desproporción trágica de la primera guerra mundial y en los lapsos cada vez más estrechos para las subsiguientes catástrofes humanas. No sé si son señas del final o el final de las señas porque se asume que lo predicho esta hecho, aunque no del todo seguro pero si lo sospecho cuando veo un gran líder de la mayor potencia mundial erigirse con un discurso sin curso lógico porque quizás esconde o se le cuelan secuelas ideológicas de siglos anteriores con aires de desaire y desprecio por muchos de sus congéneres.
Tampoco es el viento de las trompetas como instrumento sonoro desde la bóveda celeste que anuncia el fin del mundo en sus 7 procesos, pero si la voz de un Trump, presidente de la más poderosa nación, como instrumento vocero que desde Sonora Méjico pudiera culminar la embestida en señal de despedida con el fatídico como último conflicto en inflexión con el juicio divino. Maldecirán haber nacido los que vivieran la hecatombe cargada de iones, anuncian los profetas temerarios, que solo los conversos puros, y no perversos, serán raptados de entre los que reptan en la inmundicia, y retozan en la promiscuidad del sexo ocasional con alguna o algunos de sus feligreses, y con ambiciones monetarias desmedidas en los de cuya santidad suplantan de manera magistral al Dios sincero por el dios de muchos ceros que es el dinero. Y puesto que el juicio comenzará por la casa del señor ya no serviría la excusa del perdónalos padre que no saben lo que hacen por ser conscientes impíos jodíos -y no judíos- que ya no tendrán su consolador temporal belcebúcico que da rápido y mucho pero quita rápido y todo, cuerpo y alma, a su más preciada corruptela de los que afirman a viva voz que el vivo vive del bobo y el bobo de la mamá.
Ingentes masas de precarientes marginados, resentidos y colapsados por no haber hecho lo debido cunden desesperados por un líder cualquiera que rompiera con la era previa y oprobiosa, de forma abrupta y bruta inculpando a muchos porque en el polo de los hiper, algunos honrados y otros horadados por la riqueza mal habida, tuvieron claro menosprecio por los sub, en los que no previeron que la democracia era la trampa del hampa cuando no exige a sus candidatos pulcritud, decencia e inmune eminencia, y en la tiranía de las casi mayorías se devuelve retaliante el improductivo y casi impoluto blanco de las ruralías y que más tarde, en las postrimerías con eso de que los últimos serán los primeros pero para degenero y deterioro de lo ya avanzado tirando lo logrado en derecho y sin excusa al escusado. Ya las otrora élites dominantes añoran el pasado de su esplendor depuesto y hundirán el barco de la humanidad intentando recuperar su puesto. Ya la ignorancia y la maldad torva se encorvan como vampiro jadeante chupando hasta el aire de su víctima moribunda sin saber que la vida abunda y para todos hay, pero que queriendo ser el único no se conforma con ser el primero.
Mas la diferencia entre el blanco de la ruraliía a la ruralía como blanco hay un escarpado trecho que de ese hiper imperial a ese sub tercermundista parecen darse la palmada por detrás para el bacanal destructivo de una horda diabólica con su estela de miserias. Los del norte sin pasaporte y los del sur sin su norte se hacen consortes como víctimas que arrinconados por los antepuestos al progreso material y al aun lento proceso espiritual validan entonces como grito taimado y tímido, el discrimen al discriminador no comprándole su producto terminado. La injusticia del anticristo disfrazada de justicia se hace justiciera, linchadora, vengativa, y en su extrema y falsa prodigalidad se hace impecable para justificar su implacabilidad y poder matar así a asesinos o a los que parezcan, o peor, a los que pudiera hacerse que parezcan como falsos positivos. Gano el Brexit en Inglaterra, Trump en Estados Unidos, y el NO en Colombia porque no podemos perdonar aunque eso nos cueste medio millón de muertos mas, con la claridad, sanidad e ingenuidad de los proponentes prepotentes de que no serán los hijos de los que aman y auspician las guerras porque dizque esas las pelean otros, y esos otros ponen los muertos. Y de la izquierda de Petro y de Sanders sale el mismo populismo despilfarrador que no asegura sino que dilapida los fondos que nos llevarán al fondo con la lapida puesta en las tumbas fiscales cargado de epitafios exculpadores. Buenos que hacen mal y malos que hacen bien, y sin saber quién es peor, y quién es quién de los que siguen al señor de la luz que encandila o al de las tinieblas tan blancas como nieblas que parecen alumbrar. Oh mundo de confusión cuyo único legado en lo experimentado es mirar el entramado no de adentro para afuera sino de afuera para adentro hacia el centro en la que más allá de la razón habla un corazón trémulo y constreñido por la emoción sin saber a ciencia cierta si era cierta la ciencia que afirmaba que Trump con sus trumpets vocingleros era el principio del fin o el fin del principio. Que ojala México no sea la Polonia de otrora para no tener que decir ahora como si lo dijo el sabio Einstein quien desconocía, afirmado por él, que no sabía cómo iba a ser la tercera guerra pero de lo que si estaba seguro es que la cuarta seria con piedras.
