“Si no conozco una cosa, la investigaré” (Louis Pasteur).
Existen tres componentes fundamentales en la metodología de la investigación, y en nuestro desarrollo como personas, a los que solemos prestar poca atención. Son los grandes olvidados en los programas educativos, pero al mismo tiempo se erigen como pilares imprescindibles en la educación. Me estoy refiriendo a la curiosidad, la investigación y la imaginación.
La curiosidad es el motor que mueve al ser humano. La necesidad de conocer y comprender lo que sucede en su interior por el deseo de saber o averiguar una cosa, así como el entorno en el que vive, es la fuerza que empuja la vida. Como un río, la curiosidad puede sembrar el caos o ser motor de desarrollo humano. Si conseguimos que cada persona sea consciente de esta enorme capacidad, y la ayudamos a conducirla hacia sus propias metas, habremos dado un paso enorme en la mejora de la educación en relación con la metodología de la investigación. El proceso de enseñanza-aprendizaje no debe estar dirigido hacia la respuesta, si no hacia la pregunta.
Se crea un escenario a través de la observación una curiosidad, duda, inquietud e interrogante; lo fundamental en la metodología de la investigación es aprender a preguntar y resolver estos interrogantes.
La pregunta nos hace mirar mucho más allá de lo que entendemos, más libres, porque genera en nosotros una incertidumbre que nos incita, a la búsqueda. Estamos formados para indagar, para explorar, describir y explicar, por eso la educación debe basarse en estos principios.
De la curiosidad nace el deseo de conocer, de indagar, de investigar acerca de un tema determinado. El espíritu investigador es el hijo de la curiosidad. En los momentos de duda es cuando se alcanzan nuevos conocimientos y cuando desarrollamos nuestras capacidades en mayor medida para entender nuestro entorno.
Desarrollar los métodos de investigación, como el inductivo o el deductivo, es clave para transitar con éxito la senda de la investigación. En el proceso de enseñanza aprendizaje se debe como docentes facilitar la adquisición de estos mecanismos, que proporcionan las bases del autoaprendizaje.
Al trabajar por proyectos es una muy buena estrategia pedagógica para potenciar el aprendizaje de la metodología de la investigación. Implica trabajar en base a unas suposiciones, buscando un razonamiento causal que permita decidir si es correcta o no una afirmación. Además, supone una excelente forma de trabajar en equipo, de modo que se produzcan aprendizajes colaborativos.
“En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento” (Albert Einstein).
La imaginación es posiblemente la capacidad más útil del ser humano. Permite moldear nuestros recuerdos para crear nuevas posibilidades. Frente a la lógica, que nos proporciona estabilidad y causalidad en nuestras relaciones con la vida, la imaginación permite desbordar los límites de lo real para crear algo nuevo.
La imaginación es sinónimo de vida. Gracias a ella se enriquece nuestra mente con “conocimientos” nuevos, ricos en alternativas, que permiten generar soluciones innovadoras. De hecho, en la sociedad del conocimiento y la información se ha considerado la innovación como una necesidad esencial, a pesar de que no se educa para ella. Cambiemos de paradigma y eduquemos para la innovación.
Educar y propender por la imaginación es educar para la innovación