EL URIBISMO DESPUÉS DE 2 DE OCTUBRE
Hay distintas conjeturas sobre lo que le podrá pasar al uribismo después del 2 de octubre. Si el No llegare a ganar, Uribe no estaría en condiciones de acaudillar un cambio de gobierno y, como ha sucedido en otras ocasiones, habría matado el tigre, pero se asustaría con el cuero. A partir de ese momento, la historia le cobraría al expresidente y sus amigos el traspiés de la paz y la rencorosa máquina estatal de Santos pondría todo su empeño en molerlos con miras a las próximas elecciones, al tiempo que el país señalaría a sus candidatos casi que como indeseables. Si el Sí los aplasta, como parece indicarlo toda encuesta, Uribe vería muy mermado su poder de convocatoria, desbaratadas sus débiles estructuras partidistas y agotados antes de empezar a sus candidatos presidenciales. Le habría ido sin duda mejor donde hubiese hecho campaña por la abstención.
JUGANDO EQUIVOCADO
Para los círculos políticos bogotanos la precandidatura conservadora del exgobernador del Valle Ubeimar Delgado más parece un chiste que una intención seria. Por estos días, sus actitudes y las de su entorno hacen prever la destortillada más temprano que tarde. Como en las elecciones anteriores estuvo coqueteándole a los uribistas del norte del Valle, su actitud frente al plebiscito varió de feroz amigo del No para terminar en un fervoroso del Sí, que no lo creen ni el gobierno enmermelador ni sus votantes. Y como para acelerar su equivocada visión parroquial de la política nacional, su hermano el senador ha impedido la unanimidad del Partido Conservador en apoyar a María Mercedes López a la Procuraduría. Parecería que el precandidato godo valluno cree que consigue más votos apoyando a los candidatos de Gaviria que a la única candidata del partido que aspira que lo postule.
LAS FARC NO PONEN NI EL 2,5 %
El 2 de octubre se requiere una cifra cercana a los 5 millones de votos para darle legitimidad al plebiscito. Las Farc, que aparecen como los grandes socios en la coalición por el Sí, no han dispuesto ni la escasa maquinaria electoral que pudieran tener, ni un pedazo de la fortuna que los colombianos creemos que amasaron en 52 años de guerra para apoyar el triunfo. Salvo que a partir del lunes aparezcan usando los espacios mediáticos que se concedieron oficialmente o que hayan contratado una campaña publicitaria burguesa, el aporte de las Farc no pasará de ser el voto de sus 10 000 militantes uniformados, los 20 000 de sus cuadros clandestinos y el de los 90 000 miembros de sus esquemas familiares. En tales condiciones el aporte al plebiscito de las Farc escasamente llegará a ser del 2,5 % de los votos necesarios y se convertiría en muchísimo menos donde las urnas se llenen.