ALGUNOS PAISAS CREEN QUE FUE UNA ABSOLUCIÓN
La noticia entregada por el gerente de EPM sobre la aceptación de la aseguradora Mapfre de cubrir el siniestro de Hidroituago ha sido tomada como una absolución de todos los pecados cometidos en la construcción de esa obra mayúscula y, como buenos creyentes católicos, que recibida esa bendición española la obra saldrá adelante y EPM quedará tan rica como era antes de la equivocación. Ni tanto que queme el santo ni tanto que no lo alumbre. Se viene ahora la puja por ajustar lo que la aseguradora pagará por desastre y lo que reconocerá por lucro cesante. Y después vendrá lo asombroso: reconstruir. Para muchos rehacer Casa de Máquinas será tan difícil como superar la falta de tubería de descarga. Pero con el empuje y el catolicismo antioqueño, (y sin los mismos ingenieros equivocados) hasta se les hará el milagrito.
LA DICTADURA DEL CONVENTO RIGE EN PROCURADURÍA
Gracias a una hábil campaña mediática, orquestada desde los cenáculos bogotanos y aupada desde la orfandad del liberalismo bumangués, el procurador Carrillo pudo volver a repetir y con éxito indirecto esta vez, el sistema de primero condenar y después averiguar si el implicado cometió o no la falta de que se le acusa. Por enésima vez intentó sacar al alcalde de Bucaramanga y esta vez por dizque “intervención en política” cuando cualquier colombiano con un dedo de frente considera que si hay un ejemplo de clara intervención en política ha sido la del procurador Carrillo y el afán desmedido por sancionar a como diera lugar al alcalde de Bucaramanga. Pero como es Colombia, en una semana nos habremos olvidado del caso y el precedente sentado por el señor Carrillo se volverá ley de ahora en adelante.
DUQUE NO PUDO TUMBAR A MADURO
Cada semana que pasa se evidencia más que pese a la crisis económica que sufre Venezuela y al decretado, pero no efectivo, bloqueo de los Estados Unidos, el presidente Maduro se las ingenia para atornillarse en el poder. Esta semana Maduro dividió a la oposición que se sigue reuniendo a hablar cháchara en la Asamblea Nacional, porque Guaidó no tiene mando ni poder sobre casi nada. Firmó un pacto con la minoría que representa el vicepresidente de esa corporación que teóricamente sigue dirigiendo el presidente encargado y a las 12 horas lo puso en libertad. Habilidades de dictador, no hay duda, pero fue exactamente lo que se le olvidó al presidente Duque quien a punta de palabrería y de show de ilusos lleva 7 meses repitiendo que las horas de Maduro están contadas.