Alumbrados con ACPM
La mala política de las fuentes de abastecimiento eléctrico, en especial las del gas, tienen hoy al país al borde un nuevo racionamiento. Como los embalses han ido bajando, las térmicas, planificadas para suplir el déficit de las hidroeléctricas, se creían que funcionarían con gas. No ha sido así. Por no haber permitido la construcción de gasoductos o no haber promovido las plantas reutilizadoras del gas importado, el país está produciendo la energía mas cara de todos los tiempos, moviendo sus plantas térmicas con ACPM, que se cobra con la absurda tarifa colombiana para combustibles, no con el precio internacional. En otras palabras: Vamos a permitir los alumbrados de Medellín y Bogotá quemando ACPM. Caritos, ¿no?
Lluvia de dineros
Llueve el efectivo en esta última semana de campaña electoral. Dentro del esquema de tarifas aplicado a los candidatos por los contratistas financiadores, por lo menos el 33% de los presupuestos se gasta en el día de elecciones y, generalmente con plata en billete, que nunca se declara para no contrariar los topes chimbos impuestos por la ley. En ese maremágnum en el Atlántico se le ha empezado a mover la estantería al favorito Verano y crece como espuma Varela. En Medellín, Federico, el simpático, le respira en la nuca a Vélez, el antipático, que se creía ganador. Y en Cali (historia repetida cada 4 años) Armitage, el candidato de la oligarquía va cabeza a cabeza con El Chontico, apoyado por la plebe apostadora de chance y dejaron a Angelino como la mortadela del sánduche.
El golpe de Pablo
El catastrófico político de la antigua derecha colombiana, Pablo Victoria, ha sacado un libro curiosísimo sobre el presunto golpe que nunca se dio para tumbar a Samper en medio del huracán sin nombre del proceso 8000. Según Victoria, a Álvaro Gómez no lo mataron, como siempre se ha dicho, porque se corrió de apoyar un golpe de estado organizado por el general Zúñiga, Rommel Hurtado y el loquito de Mantilla. Según él, todo es una sarta de mentiras comprobables, mitificadas por el samperismo para proteger, hasta con la muerte de muchas personas, al presidente cuestionado. Leerlo es importante para entender al país que ya no recordamos. Lastimosamente en Colombia si uno quiere que algo se pierda, métalo en un libro. Y eso hizo Pablo.
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