Nos estamos mamando de la paz
Las declaraciones de los voceros de las dos comisiones sentadas desde hace tres años en la mesa de La Habana no tuvieron vergüenza alguna en comunicarnos oficialmente a los colombianos que no pueden firmar la paz porque tienen todavía profundas diferencias. El presidente Santos, quien ha terminado por ganarse una fama de mentiroso y engañifa de la cual no se podrá salvar nunca, no dio la cara. Los puso a explicar las razones para no firmar el 23 de marzo el tratado de paz que él había prometido una y otra vez para esa fecha. Y, lo que es peor, como ni las Farc ni el gobierno convocan porque nadie les cree, han dicho que insistirán en seguir conversando olvidándoseles que a los colombianos se nos acabó la paciencia esperando un resultado que no se vio. El aumento mayúsculo de las hectáreas de coca sembradas, la trasmutación de guerrilleros de las Farc en elenos para seguir de narcos y la atonía en que entraron las Fuerzas Armadas colombianas, perdiendo toda iniciativa y responsabilidad, resulta demasiado costo para pagar por el deseo presidencial de ganarse, algún día, el Nobel de Paz. La tal paz nos mamó.
Herederos de monseñor Builes contra El resucitado
Parece que las tácticas y enseñanzas de monseñor Miguel Ángel Builes para entender a Colombia, y en especial al pensamiento ajeno, no se han perdido y están vigentes dentro del clero antioqueño que él dirigió con mano recia hasta el final del Concilio Vaticano en el siglo pasado. A raíz de la publicación de la novela El resucitado, que Planeta editó a Gustavo Álvarez Gardeazábal, un grupo cada vez más crecido de sacerdotes de esa diócesis han ido solicitando a lo largo de la Semana Santa a eljodario.co que no les envíen más la columna que Gardeazábal publica en ADN diariamente y que llega a casi 30.000 correos a través de esa página web. Y, todos en común repiten que no quieren tampoco conocer más detalles de sus novelas y mucho menos los comentarios que sobre ellas hacen por estos días. “Falta que le pidan al obispo de Santa Rosa de Osos que me excomulgue como lo hizo Builes en el siglo pasado con mi abuelo, mi papá y un tío” dijo el escritor tulueño al ser informado de la determinación de los curas histéricos. El grupo, encabezado por el párroco de la iglesia de San Pedro Apóstol en Santa Rosa y el de la iglesia del Divino Niño en El Bagre, avivan la consigna.
La tea encendida de Reficar crece
El país resolvió olvidarse del exceso de gastos incurrido en Reficar, la Refinería de Cartagena, que sobrepasó los ocho mil millones de dólares en costos. La orden de la Emperatriz es absoluta: ¡con Reficar nada! Nadie quiere entonces pararnos bolas a los que cifras en mano demostramos que es mejor y más barato refinar petróleo traído del Golfo de México, que procesarle el crudo pesado a Ecopetrol. Todos esconden que el costo de hacerlo es desproporcionado y que por cada barril que salga a la venta de producto refinado se pueden estar perdiendo 20 a 25 dólares. Nada. La orden de Santos y Cárdenas y de la Emperatriz es echarle tierra a todo lo de Reficar. Pero quienes visitamos Cartagena con frecuencia vemos como la tea de Reficar cada vez es más gruesa, más alta y más contaminante. Y quienes saben de la materia nos aseguran que la tal refinería es apenas una caldereta y que allí, por esa tea, están quemando miles y miles de millones por segundo porque está mal diseñada y funcionaría desconfiguradamente, y entonces todo lo que queman en semejante llamarada resultarían ser productos que podrían venderse muy bien en el mercado del petróleo para recuperar más rápidamente su alto costo.
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