CARLOS ORDÓÑEZ
El pasado miércoles murió en Cali el ser humano que más sabía de la cocina colombiana: Carlos Ordóñez. No solo fue el autor de dos monumentales y clásicos libros sobre nuestra cocina nacional y sobre la vallecaucana, sino que con esa gracia infinita con que derramaba melao de panela sobre un limón desamargado, sentaba conversaciones tan cargadas de metáforas como de calor humano. Fundó la cadena de restaurantes “Fulanitos” para que los bogotanos aprendieran a comer tamales y sancocho valluno. Siguió preguntándonos a los que él creía que sabíamos de comidas y tratando de hacer cultura con el cilantro la cebolla, el tomate y las arracachas. Un poco antes de morir le donó todos sus restaurantes a sus empleados de de toda la vida, quienes tan conmovidos como sus amigos cargaron el cadáver en el Metropolitano del Norte.
NACIÓ MUERTO
El famoso plebiscito conque quien sabe cual genio consejero del presidente Santos embarcó al país en la afanadera de sacar adelante la paz para ganarse este año y no el otro el premio Nobel, está haciendo agua. El hecho de que Iván Márquez, en su diatriba al Parlamento Europeo, no solo haya tocado los callos de los no combatientes ( y de alguna manera nos amenazó), sino que explicitó que apenas comenzarían las conversaciones sobre la manera como se haría la refrendación de los acuerdos a firmarse en La Habana, fue el toque de diana para el funeral de ese embeleco. Las Farc quieren una Constituyente, como la quiere Uribe y como no la quieren los congresistas y se la van a pelear con todo como condición indispensable. Plebiscito no parece entonces que se diera.
BATALLA DE RESPETOS
El esfuerzo mayúsculo que están haciendo los santistas, apoyados en un todo por los santanderistas de nuevo cuño, para golpear al procurador Ordóñez y aupar su salida, no solo es una estupidez política porque lo pueden convertir en mártir y volverlo de la noche a la mañana el líder de la oposición que cada vez ejerce menos el desatinado de Álvaro Uribe. Es también una comedia de ridículas argumentaciones que lo único que logran es hacerse perder el respeto. Al expediente que estudia hace más de un año el Consejo de Estado para sancionar nada objetivamente el hecho de que no podían reelegirlo, se une ahora una bochornosa querella de plagio por una frase que a todos los colombianos nos gustó sobre la corrupción y que el procurador Ordóñez debe haber contratado con una agencia publicitaria. Obvio que lo quieren sacar. Pero no así tan torpemente… y no es cosa de irrespetuosos, como dice Santos.