Cartel rosado
Fastidiosa e incómoda situación en la que se encuentra el popular general Palomino. Por primera vez en la historia de este país a un Director Nacional de la Policía lo ponen en la picota pública por un no demostrable acoso homosexual a sus subalternos.
Los actores, acusado y acusadores, son todos hombres mayores de edad y hacen parte de un cuerpo uniformado. El presunto acto de presión homosexual no fue a Medicina Legal ni al poco confiable detector de mentiras que implantara el general Naranjo en su reinado, sino que fue a los escritorios para dizque atajar testimonios.
Si el oficial denunciante hubiese aparecido contando la historiela inmediatamente luego de sucedida, habría sido el destape del Cartel Rosado que parece haberse tolerado al interior policial desde hace décadas.
Pero como la denuncia fue hecha tanto tiempo después, conlleva un acto de venganza y usa el malhadado criterio que los homofóbicos tienen sobre la debilidad de los gay de closet. Lo que complica el asunto es el corito de oficiales, lambones u obedientes que por limpiarla, la ensuciaron más.
Si al general Palomino le pudiera gustar hacer el amor con hombres, debe respetársele totalmente y no perseguírsele para cuestionar su hombría o capacidades de mando. Si al Director de la Policía se lo quiere chantajear como lo han hecho los machistas con miles de gais asustados e indefensos, todos debemos exigir que se castigue a los explotadores.
Lo que no sé, a esta horas de mi vida lujuriosa, es como calificar el acto reflejo de tapar el popó porque eso también lo hacen los gatos y ellos no se atollan.
Publicado 1 de noviembre 2015
Puro odio
Cuando uno termina de leer la carta pública de Asocaña al presidente Santos y evidencia las distintas formas del atropello que se cometió con el asustador interés de joderse en la economía de 21 municipios del Valle, uno no puede pensar menos que se sancionó a los ingenios azucareros o para satisfacer el odio que Santos le cogió al Valle después del discurso de Henry Eder o por la arrasadora antipatía que estúpidamente quieren sembrar desde el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) contra el Valle con Nutresa a la cabeza.
Solo el odio puede llevar a cometer atropellos a nombre de la ley. Solo el odio puede llevar a sancionar a Asocaña con una multa de 30.000 millones cuando el patrimonio líquido es apenas de 7000 y ni liquidando todos sus activos alcanzaría a pagar la cuarta parte de la multa.
Solo el odio, elevado a la dignidad presidencial, puede haberle negado el derecho a recibir la certificación de la Laica de Costa Rica donde se demostraba que la Compañía Nacional de Chocolates, filial de Nutresa, trajo azúcar de ese país sin más papeles que el certificado que pide el Invima.
Yo no se qué le hicieron los vallunos y los azucareros al presidente Santos o en cual negocio mis coterráneos pudieron haber tumbado a los paisas para que el uno emitiera sanciones confiscatorias de dictadorzuelo veneco y los otros levantaran tan falsa y dañina imputación.
Retroceder y parar el ataque sería lo prudente. Ni a Santos le interesa que sus candidatos en el Valle carguen el 25 con la culpa de ser los defensores de su atropello ni al mayor accionista del GEA, la muy vallecaucana familia Scarpetta, le conviene aparecer como el verdugo de su tierra.
Publicado 27 de septiembre 2015
Mamados de pagar
No estábamos equivocados quienes afirmábamos que en este país se les había ido la mano en impuestos y que el aumento de la informalidad y todas sus arandelas era culpa de la noción admitida ya por todos los colombianos de que aquí trabajamos para pagar impuesto no para ahorrar y generar riqueza.
El informe que se conoció del Banco Mundial a través del Bussines Insider en el sentido de que en Colombia los contribuyentes pagamos en impuestos 74,5 % de lo que recibimos nos explica por qué las empresas se están yendo de Colombia, por qué la gente prefiere guardar la plata debajo del colchón y por qué el ideal de todo ciudadano es ver cómo puede capar impuestos.
Aunque el ministro de Hacienda, el inefable Mauricio Cárdenas Santamaría y su combo de alcabaleros andan pregonando que esas cifras del BM son apenas teoría y continúan, como loquitos, estudiando una nueva reforma tributaria para acabar de espantar inversiones y formalidad, la verdad es de puño: trabajamos para pagar impuestos.
La gente guarda la plata debajo del colchón para no tener que pagar el 4 por mil y, para que no le rastreen desde la Dian y ganarse el 16 % del Iva, paga en efectivo sin pedir factura. Es un círculo vicioso. Los impuestos excesivos fomentan la evasión en un país de astutos como el nuestro.
Esa forma de entender Cárdenas la economía nacional, cual espantapájaros asustador, no solo es peligrosa y estigmatizante, es generadora de mil y una picardías.
Publicado 16 de octubre 2015