Ambos son de izquierda, tienen buena labia, son carismáticos, cínicos, arrogantes y jóvenes. Y ambos terminaron en líos con la justicia.
Jorge Iván Ospina y Daniel Quintero, exalcaldes de Cali y Medellín, son una especie de mellizos políticos. Ambos estaban llamados a ser el relevo generacional de la izquierda colombiana. Y ambos están a punto de convertirse en una gran frustración para esa tendencia política.
En algo se diferencian: Quintero es de las entrañas del presidente Gustavo Petro, en cambio el sentimiento del Mandatario frente a Ospina es ambiguo. Lo aprecia por ser hijo de Iván Marino Ospina, que fue uno de sus mentores en el M-19. Pero no le tiene mucha confianza.
Esa desconfianza surge de la cercanía de Petro con Alexánder López, quien conoce bien a Ospina y ha impedido que el exalcalde se acerque mucho al Gobierno.
Las administraciones de Ospina y de Quintero fueron muy polémicas y estuvieron salpicadas de escándalos. Quintero se enfrentó a la clase empresarial antioqueña, que tradicionalmente había mantenido buenas relaciones con el alcalde de Medellín.
Ospina terminó con una aceptación bajísima debido a los múltiples contratos polémicos que firmó y a que estuvo ausente y aislado con lo cual en la ciudad se creó una sensación de anarquía y de desgobierno.
Así como han compartido una historia común, parece que también están destinados a compartir el futuro: ambos tienen serias posibilidades de terminar en la cárcel.
A Quintero, esta semana la Fiscalía le imputó cargos, el paso previo de un juicio, por los delitos de interés indebido en la celebración de contratos, peculado por apropiación y prevaricato por acción.
Según la Fiscalía, la administración de Medellín, en cabeza de Quintero, cambió, sin ninguna justificación, el avalúo del lote de Aguas Vivas para beneficiar a un tercero; de esa manera, el terreno pasó de costar $2.700 millones en 2019 a más de $48.000 millones al año siguiente.
La audiencia de imputación de cargos contra Ospina se debía realizar en enero, luego se aplazó para marzo y el mañoso exalcalde logró que se postergara nuevamente para mayo.
De acuerdo con la Fiscalía, a Ospina se le investiga por la firma de un contrato interadministrativo celebrado el 26 de agosto de 2020, “el cual tenía como objeto implementar el alumbrado navideño en el Distrito Especial de Santiago de Cali para el 2020, por un valor de $10.334.292.032″.
Según el ente investigador, en la celebración de ese contrato, “se habrían desconocido las normas aplicables a la contratación pública”. Al parecer el contrato fue adjudicado “a dedo” a Emcali, entidad que no tenía la menor experiencia en el tema del alumbrado navideño y que a la vez subcontrató los trabajos.
Por esta sola investigación, Ospina podría terminar tras las rejas. Pero esta semana estalló un escándalo por un contrato mucho más cuantioso y más lesivo para las finanzas de Cali, suscrito por ese personaje.
Se trata del contrato de la semaforización inteligente, que Ospina suscribió en las postrimerías de su mandato, por un valor cercano a los 45 mil millones de pesos. El contrato tiene tantas irregularidades que la Alcaldía de Alejandro Eder se vio en la obligación de declarar su caducidad.
La más llamativa de esas anomalías es que la Alcaldía de Ospina le entregó al contratista, a manera de anticipo, el 80 % del valor del contrato, unos $40 mil millones, que ahora están en riesgo de perderse.
A pesar de que recibió el 80% del valor del contrato, hasta el momento el contratista, que en realidad son dos, solo ha ejecutado el 20% del mismo.
La Personería Municipal ya abrió investigación por este caso y encontró también que muchos de los semáforos fueron ubicados en sitios donde no se requerían y que los materiales en los que estaban construidos los aparatos eran poco resistentes a las inclemencias del tiempo.
Como si todo lo anterior fuera poco, Ospina cuando anunció la firma de este contrato engañó de una forma grosera a los caleños: afirmó que estos semáforos inteligentes tenían un mecanismo que les permitía regularse de acuerdo al flujo vehicular. Falso de toda falsedad. Esos aparatos son inteligentes cuando están conectados en red, pero si no lo están funcionan como cualquier semáforo común y corriente.
En otra cosa en la que coinciden Ospina y Quintero es en su cinismo descarado. El exalcalde de Cali, cuando la actual Alcaldía anunció que iba a caducar ese contrato, afirmó que ese proceso no había funcionado por incompetencia del actual Secretario de Movilidad. Vaya descaro. Como si ese funcionario hubiera sido el que firmó el contrato y el que entregó el anticipo del 80%.
Quintero, a pesar de la contundencia de las pruebas de la Fiscalía en su contra, insiste en posar de víctima y en señalar en que el bandido no es él sino Fico Gutierrez, su sucesor y quien ha destapado todas las sinvergüencerías de su predecesor.
El cinismo de estos mellizos es tal que, a pesar de tener un pie en la cárcel, ambos mantienen sus pretensiones políticas. Quintero aspira a suceder a Petro y Ospina quiere llegar al Senado.
Ojalá a estos mellizos les caiga encima todo el peso de la ley, que debe dejar un mensaje contundente a quienes desean ocupar cargos públicos : los dineros públicos son sagrados y quienes se unten de ellos, deben pagar un precio alto por su pecado.
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