A Nadie le había importado que el Circo Teatro de la Serrezuela, construido en 1930 por iniciativa de Fernando Vélez Daníes, estuviera en ruinas hasta que el arquitecto argentino Ramón Gutiérrez, director del Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, paseó una tarde de abril del 2000 por las calles del Barrio San Diego y la vio despedazada. La yerba penetraba las rendijas de la madera, podrida por la húmedas y chamuscada por el sol. En el centro crecía un monte lleno de sabandijas y matas de púa. La única razón por la que no se venía abajo era por la sabiduría con la que había sido construida..
Solo los cartageneros más viejos recordaban sus tardes de gloria. Por ahí pasaron los mejores toreros mexicanos y colombianos, los festivales de la luna y épicas peleas de boxeo. En 1972 fue cerrada por primera vez pero en los ochenta la abrieron y fue, durante varios años, la sede del Festival de Música del Caribe en donde deslumbró en una noche de luna llena el inmortal Daniel Santos. La voz del argentino pidiendo salvar la obra fue la primera que se escuchó. Pasaron 15 años hasta que se pusieran las manos a la obra.
El Proyecto de reconstrucción lo lideró la Promotora A. Cohen y fue respaldado por empresarios como como Rodríguez-Azuero Abogados, Promotora Aaron Cohen, Barrera & Barrera, Vinsa Inversiones, la firma D& F Group, filial de la firma Ferre, de España, entre otras. Eran casi 22 mil metros cuadrados que deberían ponerse en pie. La inversión de la reconstrucción y remodelación de La Serrezuela rozaba los 205 mil millones de pesos y fue hecha por más de 250 inversionistas, a través de un esquema fiduciario de participación.
La idea era hacer allí un centro comercial y cultural a cargo del arquitecto Álvaro Barrera, famoso por sus trabajos en el Centro Histórico de Cartagena donde ha convertido edificaciones coloniales en imponentes edificios públicos, hoteles, restaurante y residencias sin dañar su valor histórico. Sin embargo, con la Serrezuela, todo empezó a ir mal. Las denuncias de curadores y expertos en arquitectura coincidía en algo: la edificación se estaba convirtiendo en un adefesio.
El escándalo explotó el pasado 12 de noviembre cuando el Ministerio de Cultura ordenó detener la obra ya que, en una de sus inspecciones, se dio cuenta que no se estaba respetando el plan original aprobado en el 2014 ya que le habían vinculado tres edificaciones colindantes que destruirían el panorama arquitectónico de la ciudad amurallada. Además el sótano tiene una profundidad de 67 metros superando largamente los 49 mts proyectados originalmente.
Esta determinación del Ministerio le viene a dar la razón a críticos como Adelina Covo quien, hace dos años, afirmó que la salvación del inmueble era un pretexto para realizar un proyecto netamente comercial que violó normas de alturas, usos, y respeto de la zona de un Bien de Interés Cultural.
En esa zona de Cartagena no es permitido construir edificaciones de cinco pisos ya que rebasan por completo la muralla que está al lado. La Serrezuela es otro ejemplo de los abusos de los constructores que tienen en riesgo el status de Patrimonio de la humanidad otorgado por la Unesco. Si los cartageneros no toman las riendas de su ciudad y cuidan el patrimonio simplemente van a perder la ciudad y va a perder todo el país.
Foto: RevistaMetro
