Con su popularidad en caída libre, el ultraderechista pretende convertir estos actos en una demostración de fuerza, y ya ha confirmado que pronunciará discursos en Brasilia y en Sao Paulo, donde se espera que se produzcan las mayores movilizaciones, con decenas de miles de personas. La oposición también ha convocado marchas contra el mandatario en varias ciudades, lo cual eleva más el nivel de alerta ante eventuales enfrentamientos.
En Brasilia, los monumentos y edificios públicos permanecerán cerrados y se reforzará la seguridad policial, especialmente, en la Corte Suprema, uno de los objetivos del ala más dura del bolsonarismo, que ya ha llamado a invadir ese edificio y el Parlamento.
De hecho, en la noche del lunes se vivieron los primeros disturbios en Brasilia, cuando seguidores del mandatario atravesaron varias barreras policiales para avanzar hacia el Congreso e intentaron hacer lo mismo en la sede del Supremo Tribunal Federal. En las calles, decenas de camiones y vehículos tocaban la bocina ante los aplausos de los seguidores de Bolsonaro.
Presidente de Brasil Jaír Bolsonaro encabezó protestas contra el Tribunal Supremo y el Congreso, para defender los "valores conservadores”. pic.twitter.com/mxbCa6EpWy
— Javier Contreras 🎙 (@jcontrerasa) September 7, 2021
Partidarios de Bolsonaro entraron a pernoctar en la Explanada de los Ministerios de Brasilia este lunes 6 septiembre. El grupo se dirigió a las zonas cercanas al Congreso y Tribunal Supremo. #brasilia #Brasil #Bolsonaro pic.twitter.com/w2RPmmD6Rd
— Correo del Alba #CorreoDelAlba (@correodelalba) September 7, 2021
Por ello, la Policía ha desplegado numerosos efectivos para evitar el paso de los seguidores de Bolsonaro a la Plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran la sede del Ejecutivo (el Palacio de Planalto), el Congreso y el Supremo Tribunal Federal. "Nuestra prioridad es impedir el acceso a la plaza pero al mismo tiempo garantizar la libertad de expresión", dijo el coronel Jorge Naime, jefe de Operaciones de la Policía Militarizada de Brasilia.
Las tensiones entre los tres poderes se han ido agravando estos últimos meses. El mandatario amenazó con no celebrar las próximas elecciones de octubre de 2022 si no se reformaba el sistema de voto, en línea a lo que hizo su antiguo homólogo estadounidense, Donald Trump. Sin embargo, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Luis Roberto Barroso, se negó.
Bolsonaro fue todavía más lejos y presentó un pedido de 'impeachment', que le fue denegado, contra el juez Alexandre de Moraes, quien a principios de agosto ordenó investigarlo por "calumnia e incitación al crimen".
El último capítulo tuvo lugar el pasado viernes, cuando el presidente brasileño dijo que las manifestaciones del 7 de septiembre servirán como ultimátum para Barroso y Moraes.
"Tienen que entender cuál es su lugar. Y vuestro mensaje pueblo brasileño, el próximo martes, será un ultimátum para estas dos personas", comentó durante un acto en el estado de Bahía.
Bolsonaro ha ido caldeando a sus seguidores desde hace semanas. "La vida es desafío. Sin desafíos la vida no tiene gracia. Las oportunidades aparecen. Nunca para el pueblo brasileño fue tan importante o será tan importante este próximo 7 de septiembre", aseveró recientemente.
En las redes, los bolsonaristas incluso han lanzado amenazas de muerte contra Moraes y su familia. En TikTok un hombre llegó a afirmar que un empresario ofrecía dinero "por la cabeza" del magistrado, mientras que otro seguidor del presidente grabó un video en el que prometió derramar sangre en el campamento indígena en Brasilia si "un indio se interpone en el camino".
"Pueblo de la derecha, he hablado con líderes ahí, los tipos están encendidos. Están como la pólvora. Si enciendes una mecha, un indio de esos se mete por medio, Brasilia se 'desindianizará'", comentó.
Mientras las encuestas dan como ganador en los comicios de octubre de 2022 al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, Bolsonaro –que debe hacer frente al alza de la inflación y a una crisis energética– va perdiendo apoyos entre la clase política y empresarial.
La plataforma Derechos Ya, formada por los 16 principales partidos políticos brasileños, advirtió este lunes del riesgo en el que está la tradición constitucional del país ante un proyecto de "orientación fascista, capitaneado por el propio jefe del Poder Ejecutivo".
En una carta publicada este lunes, 156 políticos y expresidentes de 26 países, entre otras figuras destacadas, alertaron de que "una posible insurrección pondrá en peligro la democracia en Brasil".
A su juicio, Bolsonaro escenifica "una crisis política con actos de golpismo explícito para desviar la atención del desempleo en masa, del hambre que campea, de la grave devastación ambiental que acelera la crisis hídrica y energética y de una inflación que ya está definitivamente en ascenso".
Las amenazas del ultraderechista también han sido blanco de repudio de 156 políticos y expresidentes de 26 países, entre otras figuras destacadas. En una carta publicada este lunes alertaron de que "una posible insurrección pondrá en peligro la democracia en Brasil".
El texto está firmado por los expresidentes Fernando Lugo (Paraguay), Ernesto Samper (Colombia), Rafael Correa (Ecuador), Martín Torrijos (Panamá) y José Luis Rodríguez Zapatero (España), entre otros destacados nombres.
También hace unos días, el presidente de la Corte Suprema, Luiz Fux, afirmó que el tribunal estará "vigilante" el martes y que "la libertad de expresión no incluye violencia y amenazas". A lo que Bolsonaro respondió que "nadie debe temer por el 7 de septiembre".
Este lunes, en medio de la escalada de fricciones, el mandatario brasileño publicó en sus redes un mensaje que parecía tranquilizador. "El próximo martes celebraremos el 199º aniversario de la independencia de Brasil. La independencia está asociada a la libertad. Por lo tanto (...) la población brasileña tiene derecho, si quiere, a salir a la calle y participar en esta fecha en paz y armonía", escribió.
También el lunes en horas de la tarde, el mandatario firmó un decreto que prohíbe a las empresas de redes sociales eliminar contenidos de forma "arbitraria", una de las demandas que enarbola la ultraderecha que lo apoya y que tiene previsto protagonizar las protestas este martes.
Según el secretario especial de Cultura del Gobierno Federal, Mario Frias, "la medida provisional" garantiza "la libertad en las redes sociales", y asegura que de esa forma Brasil ya no será "rehén de la censura de un oligopolio".
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