Aquí no vengo a hablar de castrochavismo ni de que Colombia será una nueva Venezuela. Quiero plantear puntos realmente creíbles. Hay que hablar de la estrategia que está utilizando Gustavo Petro para ganar.
En primer lugar, desde su campaña nos han vendido la imagen de Petro como el perseguido, el defensor de las minorías, la justicia social y la paz. Eso es lindo, atractivo y son las cosas que defendió como alcalde. También es simpático que Petro llame a otros candidatos con banderas parecidas a la suya a hacer una gran coalición, aunque él es consciente de que algunos candidatos no se le unirán jamás. Y aquí está la primera parte de su plan: para convencer a algunos votantes, él necesita mostrarse como el conciliador, mientras sus seguidores acusan a otros candidatos de ser los verdaderos polarizadores de la campaña.
Lo segundo es la razón por la que otros candidatos con banderas similares no se le quieren unir: Petro está dispuesto a hacer lo que sea para ganar, sin importar los medios. En su alcaldía demostró que es capaz de pasar por encima de quien sea. No sabe trabajar en equipo y eso lo demostraron las constantes renuncias de funcionarios de su administración. Aunque sabe detectar los problemas detrás de la empresa privada, tampoco es capaz de llegar a consensos con ella y eso lo demostró la crisis de las basuras que le tocó. Aparte de ello, llenó su administración de contratistas fieles a sus ideas, en vez de llamar a los mejores capacitados para ejercer la función pública. Si así es gerenciando, se puede esperar lo mismo de él en campaña.
El discurso convence y por ello no tengamos duda de que a Petro le irá muy bien en los debates. Sin embargo, con ese mismo discurso (el de la unión) ha convencido por debajo de cuerda a candidatos de partidos que apoyan a otros candidatos (hacer lo que sea para ganar), sin importar el resultado de la campaña. El gran problema es que, aunque la estrategia para sumar votos le funcione, no está teniendo en cuenta la opinión de quienes no quieren que él sea presidente, empezando por quienes votaron no en el plebiscito. Y mientras él le sea indiferente a esta población, jamás será presidente de Colombia.
