En uno de los mensajes de voz que Armando Benedetti le envió a Laura Sarabia, el entonces embajador de Colombia en Venezuela dejó deslizar, en medio de epítetos, una alusión al proceso 8.000, como se conoció la cruzada judicial que comienzos de los 90 llevó a la cárcel a varios congresistas, a un procurador, a un contralor y mantuvo en vilo al entonces presidente Ernesto Samper Pizano.
“Tú no sabes un culo de historia: lee cómo empezó el hijueputa 8.000 y por qué empezó. Ahí está la clave de todo lo que te va a pasar”, le dijo Benedetti a Sarabia.
Esa amenaza ha hecho irremediable que surjan las comparaciones en lo que ocurrió luego de la elección de Samper en 1994 y lo que podría suceder en caso de que Benedetti decide probar sus propias afirmaciones según las cuales a la campaña Petro pudieron haber ingresado irregularmente $15.000 millones de origen oscuro.
Las semejanzas existen. En ambos casos hubo grabaciones filtradas, entró en escena un fiscal beligerante y hubo de por medio reclamos burocráticos relacionados con destinos diplomáticos. En esta historia contada por escenas podría hacerse más evidentes esas coincidencias.
Los vuelos y las grabaciones
El viernes 17 de junio de 1994, durante un vuelo que llevaba al candidato presidencial Andrés Pastrana de Medellín a Cartagena, donde encabezaría una manifestación para el cierre de su campaña, el congresista Fabio Valencia Cossio distribuyó entre los periodistas que acompañaban la gira una carta que anticipaba una tormenta.
En ella, Pastrana invitaba a Ernesto Samper -su principal contrincante- a que firmaran una carta conjunta en la que dejaran en claro, bajo la gravedad de juramento, que a la campaña de ninguno de los dos entraron dineros del narcotráfico.
Valencia Cossio, entonces jefe de debate de Pastrana, no quiso revelar entonces algo que se sabría más adelante: que su candidato ya había recibido los famosos narcocasetes que registraban comprometedoras conversaciones entre Alberto Giraldo y Miguel Rodríguez Orejuela, jefe del cartel de Cali. A juzgar por su contenido, la campaña de Samper le pidió al cartel por lo menos 2.000 millones de pesos para la financiar la segunda vuelta de la elección presidencial…
… Casi treinta años después, a comienzos de mayo de 2023, Armando Benedetti llevó en un vuelo charter a Marelbys del Carmen Meza, niñera del hijo de Laura Sarabia, con un propósito no claro. Según Laura Sarabia, lo hizo para usar a su empleada como instrumento de extorsión: si ella, como poderosa asesora del presidente Petro, no se le ayuda a conseguir un mejor destino burocrático, él revelaría el episodio de la desaparición de una maleta repleta de dinero que había desaparecido de su apartamento.
Benedetti asegura que el vuelo fue contratado de prisa para tratar de convencer personalmente a Marelbys en Caracas de que se abstuviera de revelar esa historia a la revista Semana, como en efecto ocurriría.
Lo cierto fue que con los aviones ya en tierra explotó el gran escándalo y fueron filtrados los audios en los que Benedetti amenazó con contar cómo fue financiada la campaña presidencial en la costa y con revelar el origen de los 15.000 millones que él dice haber conseguido para pagar gastos de la segunda vuelta.
Fiscales acuciosos…
Después de la revelación de los narcocasetes que enredarían a Samper, la Fiscalía hizo una inspección judicial a oficinas del Banco de Colombia y encontró un cheque por $40 millones girados por la Comercializadora Agrícola La Estrella -firma de fachada del cartel de Cali- a Santiago Medina, tesorero de la campaña.
En aquella época no existía todavía el bunker de la Fiscalía que hoy se encuentra sobre la Avenida de La Esperanza, en vecindades de la Embajada de Estados Unidos. La sede principal del organismo de investigación se encontraba frente al Parque Nacional.
Cuando Medina, que aspiró en vano a ser embajador en Grecia -como Benedetti fracasó en la suya de ser Canciller- cumplió su amenaza de romper su silencio en cuanto pisara el primer peldaño de las escaleras de la Fiscalía, Valdivieso dio traslado del expediente del proceso 8.000 a la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara, a manera de denuncia penal contra el presidente Ernesto Samper…
… Con una acuciosidad similar el actual fiscal general, Francisco Barbosa, ha dispuesto inspecciones a despachos oficiales donde encontró evidencias que él mismo reveló antes de que llegara el momento procesal para hacerlo: que los teléfonos de la niñera Marelbys del Carmen Meza y los de Fabiola Perea, empleada del servicio doméstico de Laura Sarabia, fueron interceptados luego de registrarlos en un expediente relacionado con una investigación contra jefes del Clan del Golfo.
Entonces como ahora, los presidentes acusaron a los fiscales de estar de estar de un complot para afectar su gobernabilidad y sacarlos del cargo. Samper incluyó a Valdivieso de hacer parte de un grupo de conspiradores y Petro se ha referido a Barbosa como a alguien que habría incurrido en sedición al llamar a la fuerza pública a desobedecerlo y se ha referido a un “golpe blando” en su contra.
En medio de similitudes y coincidencias hay también diferencias. En este caso, antes de que el fiscal acuda a la Comisión de Acusación, el presidente se le anticipó para pedirle a esa célula que investigue a Barbosa precisamente por “sedición”.
Los mecanismos institucionales que se activaron en ambos casos son similares. Entraron en escena, además del fiscal y de la Comisión de Acusación, el Consejo Nacional Electoral y la Procuraduría. Los niveles de dudas y desprestigio que rodean a algunas de esas instituciones son también similares.
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