En los años sesenta, Álvaro Gómez hablaba de la república independiente de las Farc, tratando de explicar como había un territorio perdido para el control del Estado. Pues bien, en Bogotá se vive esa situación similar con lo que ocurre en el barrio San Bernardo. Allí no hay ley ni dios.
Una vez el exalcalde Peñalosa extendió el Cartucho a distintas partes de la ciudad, lo que ocurrió en ese barrio quizás fue lo peor. Ya entrados en el tema, en una sociedad civilizada no puede pasar desapercibido el vil crimen de una niña de quince años en ese sector; un crimen en el que, valga decir, la sociedad entera tiene responsabilidad, autoridades incluidas.
¿Cómo es posible que por el robo de su celular una niña de quince años pierda la noción del peligro y desesperada por recuperarlo llegue sola hasta ese infierno a escondidas de la madre? ¿Cómo es posible que por la negligencia de la Policía y la Fiscalía lleven a la desesperada madre a arriesgar su vida y tenga que internarse en ese infierno para saber qué pasó con su hija? Ni en una novela de terror se narra tanto riesgo.
Solo la presión del amarrillismo de ciertos medios obligó a que la autoridad actuara posteriormente a los hechos... y no puede sentirse orgullosa por descubrir quiénes fueron los monstruos (producidos por esta sociedad) que mataron de manera salvaje a esta adolescente citadina. Esos crímenes no deben ocurrir en una ciudad que tiene algo de autoridad. Ese barrio debe estar permanentemente vigilado para evitar crímenes atroces como el de esta indefensa niña caída en desgracia, producto de hogares de madres cabeza de familia que pasan muchas penurias y de las autoridades negligentes.
Como bogotano me siento horrorizado con este que, más que feminicidio, es la muerte a una generación sin horizonte y sin protección de las autoridades. El Santo Bernardo debe iluminar a las autoridades para que ese sector no sea una república independiente de la ciudad y a las familias, cualquiera que sea su conformación, para que tengan mayor vigilancia y cuidado con sus hijos.