Hace unos años fui al cine con mis hijos a ver Ratatoille, la famosa película animada del ratoncito posesionado por el espíritu del cocinero Gusteau y se me quedó grabado en mi memoria el lema de ese restaurante: cualquiera puede cocinar. Y años después lo retomo para evidenciar la realidad del periodismo, que hoy es un oficio, y cualquiera puede ejercerlo.
La vieja rivalidad entre los empíricos y profesionales -por ejemplo en el caso mío egresada de la UNAB- quedó atrás, a la usanza del lema de Gusteau. Y las redes sociales se han encargado de revalidar esa norma pues con un smartphone tú puedes convertirte en el protagonista de una historia y ahora son los medios encargados de replicarlas.
Por esta razón, hechos como el doloroso caso de la pequeña Yuliana no quedó en el anonimato, pues las redes están llenas de pueblo que no tienen que rendirle pleitesía a los poderosos. Algunos medios influyentes por temor, y otros por complicidad, se quedaron callados, pero obligatoriamente salieron del silencio porque reventaron las redes y los hicieron recular y visibilizar la historia, aunque, ya salidos del closet, aprovecharon para hacer lo suyo, convertirlo en un espectáculo deprimente jugando con el dolor ajeno, pues esa es la realidad de los medios, el escándalo vende.
La provincia no está tan lejos de esa realidad. En Barrancabermeja, hemos visto con tristeza que gracias a las redes se conocen verdades que los medios locales influyentes no emiten y la razón es válida, la estrategia de la administración fue la de contratar a periodistas de esos medios e independientes con medios tradicionales en la modalidad de OPS para garantizar que lo positivo que desean vender, salga a la luz pública y lo amenazante simplemente no exista, aunque sea realidad, y de colofón lo hace a través de una agremiación de Periodistas (la APB ) lo que asegura entonces que la entidad inmediatamente se subyugue ante las prebendas del poder.
Y en ese plan malévolo reclutó a periodistas que sin pudor ni moral fustigaron, mintieron, se metieron en la vida privada de las personas y la volvieron un show, ahora son funcionarios de la Alcaldía y su estrategia la utilizan en contra de cualquiera que afecte los intereses de la administración.
Y un tercer grupo que calla esperando ser llamados a formar parte de esas OPS porque son empresarios independientes monodependoentes de la administración pública, bajo este panorama es normal ver cómo un secretario de despacho, en complicidad con un juez de la republica, eluden un control político del concejo, el primero presentando tutela y el segundo aprobándola en tiempo record de una hora antes de la sesión y nadie dice nada o si lo hacen es entrevistando al funcionario sin darle espacio a su contraparte.
Es denigrante saber que la Administración contrata con una entidad, que es obra del hoy alcalde, a razón de $13 millones diarios para hacer todos los eventos proyectados en el término de un mes, además deciden triplicar los gastos de funcionamiento de 30 a 130 millones de pesos mensuales en gastos de arriendo de oficinas solo para pagar favores políticos.
Del mismo modo hacen trasladar a un coronel de la policia y emplear a la esposa del oficial a cargo de esa entidad, en el acueducto local, simplemente porque el primero redactó un informe real sobre unos sucesos acaecidos en el concejo durante la elección de contraloria y que involucró al propio alcalde denunciando la presencia de una bomba quE resultó ser ficticia, solo para evitar que la sesión no se realizara. Sin embargo, eso para los medios no fue trascendental, no era oportuno.
Callar ante la prepotencia de un mandatario que viola los protocolos internacionales y en vez de colocar los símbolos de la misión médica en las ambulancia, puso una foto acompañado de su familia, es aberrante de unos medios cómplices, canallas, amangualados con el régimen, dejando hacer y dejando pasar.
Esa realidad ha sido puesta en evidencia por las redes sociales. Aunque en ocasiones son despiadadas e irresponsables, en casos como sacar a relucir la verdad, ante toda una prensa vendida en Barrancabermeja, de la que no se salva nadie, bienvenidas sean las redes.
Lina María Carreño Hidalgo
13825747 Bogotá