Hace poco más de 9 meses fue la última vez que Nairo Quintana levantó los brazos en una línea de meta. Ganó la primera etapa de la Vuelta a Asturias el 30 de abril de 2021 y fue su última sonrisa en el año, ya que pasó por el Tour de Francia sin tener la posibilidad si quiera de estar en la pelea por la clasificación de la montaña.
Finalmente, esa mala racha se rompió con su victoria en la última etapa del Tour de la Provenza, venciendo a rivales de autoridad como el campeón del mundo Julian Alaphilippe y el también colombiano Iván Sosa. No solo quedó ahí, sino que también se hizo con el título del Tour de los Alpes Marítimos, con victoria de etapa y exhibición incluida.
Su victoria ilusiona a todo un país que, pese a sus ya 32 años y el dominio aplastante de los eslovenos, todavía sueña con verlo cumplir su sueño amarillo. Sin embargo hay que ser realistas y ver que todavía es muy pronto para hablar del colombiano como candidato a ganar el Tour, y esta victoria y la forma exhibida no significan nada para la pelea definitiva en París. En 2020 también ganó estas dos carreras y luego en el Tour no estuvo en la pelea por el título.
Cualquier resultado que no sea el esperado por Nairo (ya sea que vaya por etapas, por la montaña o la general) será un fracaso hasta para él mismo, como lo fue el pasado Tour donde no cumplió ni los objetivos más simples que se había propuesto. Faltan poco menos de 5 meses para iniciar el Tour en Copenhague, y hasta que no esté plantado en la línea de salida y veamos las primeras rampas no sabremos realmente para que está Nairo. Mientras eso pasa sí gocemos y disfrutemos de sus victorias, pero no pregonemos todavía posibles victorias en el Tour. Eso mismo decíamos de Egan y terminó con un accidente que casi le cuesta la vida, así que todo es una incertidumbre de aquí al 1 de julio.
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