En su mejor momento, Nairo Quintana se quedó a un minuto y 12 segundos de conquistar el Tour de France, su mayor ilusión a nivel deportivo. Ya han pasado casi 6 años de aquella edición 2015 ganada por Chris Froome y parece que las opciones de Quintana de lograr el “Sueño Amarillo” son, cada año, más remotas.
El paso de los años le ha pasado factura al boyacense que si bien, todavía está en una edad óptima para el ciclismo, ya no luce con la superioridad en la montaña de antaño. Además de eso, el cambio de equipo de Movistar al Arkea-Samsic tampoco le ayuda en sus aspiraciones de consagrarse en el Tour de France. Parte fundamental del éxito en carreras de tres semanas es estar rodeado de un equipo fuerte tanto en montaña como en el llano y el Arkea, equipo de la segunda división internacional, no tiene ciclistas al nivel requerido por un jefe de filas que aspira a ganar grandes vueltas.
Quintana siempre ha sido un ciclista muy consistente en cuanto a resultados. En casi cualquier carrera por etapas donde toma la partida es garantía de estar en el top-10 de la general. Sin embargo, para un ciclista que supo ser el mejor escalador durante varios años, no ser el campeón o terminar fuera del podio genera una sensación agridulce.
Sumado a su pérdida de rendimiento en comparación a sus mejores años y un equipo más débil, la explosión de ciclistas como Egan Bernal, Primož Roglič, Tadej Pogačar y Richard Carapaz le quitan más posibilidades a Nairo por su falta de adaptabilidad a la contrarreloj. Los mencionados son superiores al boyacense en este apartado, que también es clave a la hora de querer ganar una gran vuelta.
Mientras el Arkea no ascienda a la categoría World Tour, las posibilidades de Nairo de participar y ganar el Tour dependerá de que el equipo sea invitado a la carrera. Una vez allí, él seguirá poniendo la cara para lograr el mejor resultado posible, pero el tren de la victoria del Tour ya parece haber pasado para el ciclista más exitoso en la historia de Colombia.