Tomás y Jerónimo Uribe han dado mucho de qué hablar por la manera en la que multiplicaron su capital, convirtiéndose en multimillonarios casi de la noche a la mañana. Y no solo eso, también han logrado pasar de agache cuando sus nombres aparecieron en los famosos Panama Papers, ocultando dineros en el exterior para no tener que declararlo.
Los hijos del expresidente se merecen el premio Nobel de Economía porque son unos magos para hacer plata. Tienen una zona franca que antes era una finca y en solo 24 meses multiplicaron por 100 la inversión inicial de 33 millones de pesos.
También monopolizaron el negocio de la chatarra con su empresa Ecoeficiencia, dejando por fuera a los recicladores de la ciudad y devolviéndolos a la vida de “habitantes de calle” cuando por fin habían logrado ser reconocidos dentro del sistema de basuras.
Finalmente, son accionistas de la empresa Inversiones Asia América, que tiene sede en las Islas Vírgenes Británicas desde 2008, evadiendo la declaración de ese dinero a las autoridades y callando a los medios de comunicación.