El sentido de pertenecía que debemos tener en el momento de escoger nuestros mandatarios y ejercer el derecho al voto, es primordial para la construcción de una verdadera nación. Pero ese sueño –que en este momento es casi una utopía- está lejos de convertirse en una realidad, En el día que escribo esto –24 de abril de 2016- se lleva a cabo la elección de “presidente de juntas de acción comunal”, una figura importante que conformada por la misma comunidad, es el primer paso para la construcción de una verdadera nación.
En mi barrio Brisas de Puerto, en Puerto Colombia, Atlántico, hay dos planchas candidatas a ejercer esta labor. La primera plancha, apoyada por la calles -1, 2,3- y la segunda plancha por las calles 4-5. La dinámica consiste en elegir al presidente junto con su plancha, con la mayoría de votos que están habilitados solo para los habitantes del barrio, el problema empieza cuando algunos residentes de las calles cuarta y quinta, no aparecen en el “libro de inscripción para votar ” requisito indispensable para ejercer el voto, lo curioso es que esos vecinos que no han podido votar, manifiestan que “ellos ya aparecen inscritos porque son fundadores del barrio y han votados en elecciones anteriores, pero que ahora no los encuentran” extrañamente sus nombres dejaron de figurar en los valiosos cuadernos, que por versiones de integrantes de la plancha 2 “los cuadernos los tiene la plancha 1, y no los quiere sacar” como evidencia que desde la propia comunidad se gesta corrupción y el no buen uso de los mecanismos democráticos.
Estas “evidentes acciones de fraudes” enfurecen a la comunidad que se percibe en los rumores que si “pierden, anularan las elecciones” y no precisamente por las vía de dialogo, son más los insultos y los comentarios ofensivos los que se logran escuchar. Esto es preocupante no solo porque alimenta el germen de la corrupción y fraude, sino, por el posible desorden en el momento del conteo.
@sergioelchecho