La Constitución de 1991, en sus artículos 103 y 104, estableció mecanismos participativos muy adecuados para resolver asuntos públicos que no logren ser abordados mediante los canales representativos o administrativos convencionales. En este contexto, la iniciativa de realizar una consulta popular sobre la reforma laboral, que recientemente se estancó en el Congreso de la República, ofrece una excelente oportunidad para escuchar y comprender las preocupaciones del país respecto a las condiciones de trabajo, la seguridad social y el bienestar de la población. Además, representa una forma directa de participación ciudadana que permite buscar soluciones democráticas a las profundas diferencias que existen en la forma en que funciona el país.
Algunos interpretan esta consulta como una estrategia para adelantar las elecciones presidenciales de 2026. Tienen sus razones, considerando que somos un país acostumbrado a la "ruleta electoral", donde muchas veces las decisiones se toman sin escuchar realmente a la sociedad, es comprensible que algunos sectores puedan reducir esta iniciativa a la lucha por el poder político. Sin embargo, más allá de estos enfoques simplistas, y muy a diferencia de la politiquería que afecta nuestros procesos representativos, esta consulta tiene como objetivo tratar temas fundamentales para la vida cotidiana de la sociedad colombiana. Veamos algunos ejemplos:
¿No es urgente enfrentar la creciente desregulación del trabajo, que ha llevado a la precarización social de sectores populares y medios, tanto en el campo como en la ciudad? En este sentido, es necesario legislar para frenar los excesos de los contratos de prestación de servicios, que mantienen a millones de trabajadores atrapados en la pobreza. Es fundamental además en ese contexto, generar medidas para impulsar el crecimiento de los contratos a término indefinido, con condiciones adecuadas de seguridad social.
En medio de la informalidad laboral, ¿no es necesario regular las horas extras, el trabajo en festivos y domingos? ¿No es hora de poner un alto a la explotación del trabajo nocturno?
En medio de la creciente informalidad laboral, ¿no es necesario regular cuestiones como las horas extras, el trabajo en festivos y domingos? ¿No es hora de poner un alto a la explotación del trabajo nocturno, que no recibe una compensación adecuada? ¿Podemos aspirar, como sociedad, a que se reconozca un recargo justo por el trabajo nocturno? ¿Podremos decidir como ciudadanía la superación de la tercerización laboral, promoviendo la estabilidad en los empleos y evitando que se sigan manteniendo condiciones laborales indignas e injustas a través de las mal llamadas "cooperativas de trabajo asociado", utilizadas para evadir leyes ya existentes?
¿Podremos finalmente garantizar la dignidad de los trabajadores en las nuevas modalidades laborales vinculadas a las plataformas digitales, exigiendo condiciones mínimas de seguridad social y garantías contractuales? ¿Seremos capaces de reconocer, como sociedad, el trabajo de los jóvenes en formación, especialmente aquellos en prácticas laborales en el SENA y otras instituciones, asegurando que reciban, al menos, el salario mínimo? Actualmente, más de 520,000 jóvenes están trabajando en condiciones irregulares.
Es crucial que estemos vigilantes para que esta iniciativa no termine alimentando la política superficial y personalista, que solo busca beneficios electorales. Debemos asegurar que se convierta en una verdadera invitación a la participación cívica activa y constructiva. Es importante que el texto que presente el gobierno esté bien estructurado, enfocado en el interés general, y que el Senado no lo diluya con argucias que impidan avanzar en la consulta popular. Finalmente, será necesario que al menos 14 millones de colombianos participen en este mecanismo de decisión participativa, con la mirada puesta en el trabajo decente y en la defensa de la vida. Este es el verdadero reto de la consulta popular; lo demás son solo maniobras políticas y disputas triviales que, lamentablemente, son características de una política agotada, enfocada en intereses particulares.
Del mismo autor: Bienvenida sea la consulta popular