“Vamos a activar por todo lo alto el ‘Consejo Militar Científico y Tecnológico’ que le va a dar independencia en el sistema de armas a Venezuela”, dijo Maduro al cierre de un evento con el Estado Mayor Superior y otros comandantes del Ejército militares en Caracas el pasado 22 de octubre. “Va a volar alto, va a ser de gran utilidad para la tecnología, la ciencia y la industria militar (...) se va a quedar impresionado el país y el mundo”, aseguró sonriendo entre aplausos. Hasta ahí, todo bien.
Sin embargo, casi para cerrar su discurso, Maduro dijo que este contará con “las mejores mentes”, haciendo énfasis en la “asesoría y la ayuda” de Rusia, China, Irán, Cuba “y muchos otros países hermanos del mundo”, con los que esperan instaurar y ampliar la cooperación militar. En este punto, ya las autoridades de Estados Unidos y muchos de los medios internacionales empezaban a emitir alertas. Pero Maduro fue más allá: antes de cerrar la reunión con jefes militares, pidió a los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) “estar pendientes y preparados ante las agresiones” que atribuyó a su homólogo colombiano, Iván Duque, a quien tildó de “masacrador”. “Desde Colombia preparan mil mercenarios para agredir a los puestos militares en la frontera, para agredir a nuestro país”, dijo sin pruebas verificables en las manos.
Y así, una nueva mística de trama empieza a envolver las relaciones entre Colombia y Venezuela y propone un escenario de división similar al de la guerra fría con Estados Unidos respaldando al gobierno de Duque, mientras China, Rusia e Irán se organizan alrededor de Maduro. Un tire y afloje que se desarrolla entre una región que tiene los ojos del mundo encima. No es casualidad que la llegada de un avión proveniente de Irán a las pistas del Aeropuerto Internacional de Maiquetía en Caracas despertara todo tipo de reacciones y preocupaciones a nivel internacional.
Varias preguntas quedan abiertas con la creación de dicho Consejo Militar. Una de ellas radica específicamente en los acuerdos de cooperación tecnológica que puedan desprenderse de dicha iniciativa de Maduro ya que estos no tienen que ser aprobados por la Asamblea Nacional, de mayorías opositoras. El miedo está en el posible uso que se le puedan dar a estos acuerdos para aumentar la injerencia de dichos países en la región.
Dicha estrategia, enmarcada en las vísperas de elecciones parlamentarias de Venezuela que están agendadas para el mes de diciembre, también responde al deseo de actualizar las fuerzas militares venezolanas las cuales, según fuentes consultadas por medios como Infobae, el régimen de Maduro ha descuidado mucho no solo durante la pandemia. “El deterioro de todo el Sistema de Armas por la no aplicación del mantenimiento preventivo, ha llevado a la ‘canibalización’ extrayendo piezas de un equipo para arreglar o poner en funcionamiento otro” dijo un soldado bolivariano entrevistado por este medio.
Maduro busca endurecer la voz de Venezuela en la región y el mundo. Ante las crecientes sanciones económicas de Estados Unidos, el régimen chavista continua su búsqueda por legitimarse en el tiempo e independizarse tecnológicamente de Trump utilizando el discurso de guerra con el gobierno de Iván Duque, el cual se mantiene distante ante cualquier tipo de dialogo político y diplomático con el gobierno de Venezuela.
