Las OAC, son el instrumental de saberes y gestión mejor organizado y con capacidad ya instalada, que existe en cada territorio. En cualquier territorio. En todos los territorios.
Están cerca, lejos y… más lejos. Lo mejor es que tienen dos cosas interesantes, la primera, que son estructuras sociales ya organizadas y con propósitos comunes; la segunda es que necesitan “hacer cosas” y saben que no podrán solas, por lo que necesitan, y esperan, que el “doctor gobierno” ponga su parte, para poder lograrlo.
Están ahí, esperando un socio de tareas. En todas partes. Una excelente “herramienta de trabajo con capacidad instalada” Solo requieren respeto, apoyo…y tareas por cumplir. Y desde luego, acceso a recursos que faciliten su gestión creadora. En colombiano, eso quiere decir, contratación clara, real y legal.
Seguridad, seriedad y cumplimiento en los términos de cada contrato. Gerencia responsable por cada obra, de cabo a rabo. Nada de un funcionario “revisor” distinto cada mes.
Nada de funcionarios o asesores volátiles y con planes distintos c/u y cada mes. Caer en la mala práctica de andar “rotando” por todo proceso en marcha, distrae recursos útiles en otros lugares y resta en eficiencia y eficacia a los trabajos en curso.
Como experto en ver fracasos llenos de buena voluntad, sostengo, que la segunda mejor financiación de un proyecto, de CUALQUIER PROYECTO, es el CUMPLIMIENTO de los TIEMPOS y una GERENCIA ÚNICA y con carácter ejecutivo.
Es que, sí se quiere que las obras con plata del Estado se ajusten a los presupuestos y a los propósitos por cumplir, deben ser manejadas con criterio EJECUTIVO, como un “NEGOCIO SOCIAL” con decencia, honestidad y criterio responsable. Es fácil, 9 de cada 10 funcionarios, son gente honesta y con ganas de acertar para hacer méritos.
Cada obra pública debe tener un gerente ejecutivo. Responsable por su encargo. Pero, además, cada proyecto o plan de trabajo, debe contar con los fondos adecuados y necesarios; plazos fijos, diseños y asesoría apropiada. Tareas específicas.
Las OAC, pueden ser el mascarón de proa en la nave del gobierno Petro. Las debe usar, para qué, desde, y con, las comunidades, se gestione y construya, LA INFRAESTRUCTURA DAÑADA y la que falta como amoblamiento rural y urbano en Colombia. 50/50 “todos ponen”. Solo deben dotarse de los elementos necesarios.
Con su apoyo y trabajo, los Contratistas privados, de cada territorio harán lo adecuado, generando empleo, economía que dinamice las tierras lejos de todo.
Las Organizaciones de Acción Comunal, será los mejores socios para reconstruir y hacer algo serio, duradero y útil, en los sitios de consuetudinario desastre que tenemos.
Será la oportunidad para que se ganen un nuevo respeto. Su pasado fue un glorioso anonimato en medio del construyeron medio Colombia…el futuro puede ser mejor. Solo hay que darles lo necesario, lo adecuado y a tiempo. Harán la tarea.
El Movimiento Comunal, es uno de los grandes sobrevivientes a nuestra amplia gama de violencias repetidas, que NO voy a citar aquí. Las OAC, testimonian el coraje y las ganas de salir delante, de grupos humanos dispersos, en cada trozo de este sufrido país. En las más precarias condiciones, y, sin importar riesgos, dificultades y/o falencias…aún intentan sobrevivir. Buscan seguir vigentes; hacer la vida de sus vecinos, más amable, más fácil. Buscan ejercer la vida.
Las Organizaciones de Acción Comunal, son el muro límite, el dique social y humano, que tiene Colombia para evitar nuestro total fracaso como pueblo. Son el hilo de Ariadna que nos guiará para cambiar rumbo al enorme desequilibrio e inequidad social que padecemos y razón y motivo de nuestro fracaso por vivir en paz.
En los solares de la miseria, los frutos son todos amargos. Maduran preñados de infelicidad y resentimiento… casi justificados. Y es justamente allí, en medio de las dificultades, que viven, sobreviven y actúan las OAC. Y por ello, deben ser la “cabeza de playa” del Desarrollo territorial. Son vecinos. Se conocen.
Conocen su territorio, sus potencialidades y sus problemas. Y saben cómo solucionarlos, porque están en su día a día. Son su preocupación cotidiana. Pero, y esto es lo más valioso, son doctorados en “todería creativa”, a fuerza de estar improvisando la vida. Debemos darles un nuevo uso a sus habilidades, capacidades y saberes. Llevarlos a nuevos estadios de creación. Darles un nuevo motivo para ser importantes, respetable, útiles.
Una Acción Comunal fuerte, estructuralmente ordenada y bien dirigida, es la avanzada mejor y mayor, que cualquier gobierno puede tener para realizar obras de progreso, usando como herramienta, a sus propios beneficiarios. Sí construyeron medio país ellos solos, sin Normas y sin apoyo estatal, ¿qué no harán con un Estado comprometido? Harán maravillas.
No invertir en fortalecerlas, es un error. Tenerlas como un simple rubro presupuestal dentro de las “obligaciones sociales del gobierno” es una estupidez.
Debe justificarse toda la parafernalia burocrática que se monta para la “participación de la Comunidad” gastada en “visitas de compromiso” por funcionarios que ni saben, ni les importa, el valor real de la Participación Ciudadana en la CONSTRUCCIÓN de CIUDADANIA y TERRITORIO.
Sus ya devaluadas vistas Inspección, Vigilancia y Control, son inanes, simple retórica funcional, sin importancia real, sin otro propósito que cumplir un “programa” sin “ganancia social” a la vista”. Son una estupenda herramienta de trabajo… y han sido tratadas como recurso de segunda mano.
Eso de mantenerlas cíclicamente a punta de limosnas ocasionales, mal llamadas “fortalecimientos” y con “programitas” residuales e inútiles, es un gran error. Las JAC son una RAZÓN real para CREER, son un motivo NUEVO para volver a CREAR.
Pueden y quieren ser útiles. El gobierno debe financiar su trabajo de creación comunal, involucrándolas en serio, con Proyectos y Tareas constructivas en sus territorios. Necesitan dos cosas básicas…tareas y trato serio.
Algo de historia
Durante gran parte del siglo XX, una poderosa fuerza creadora, abigarrada, dinámica y ubicua, nacida de la física necesidad de pertenecer a alguna parte, construyó, con sus propias manos y con lo que daba la tierra, caminos, vías, escuelas, iglesias, acueductos, caseríos, barrios y pueblos completos por toda Colombia.
Eran ejércitos de gentes sin un sitio propio, para realizar sus sueños. Así que hicieron lo que necesitaban para ejercer la vida. Ejércitos dispares de vecinos en cada pedazo del mundo que ocupaban, descubrieron una Ley básica: cada individuo era tan fuerte como la cantidad “socios” que encontrara para hacer lo necesario.
Y todos ellos, muchedumbres de peregrinos errantes, por cada recoveco de Colombia, resultaron ser solidarios: se necesitaban. Impulsados solo por sus necesidades más inmediatas, unieron esfuerzos y habilidades y usaron lo que daba la tierra, para construir sus vivaques. Sin Normas. Ni siquiera tenían un nombre definitorio.
Simplemente se autodenominaban… “quizque Juntas de vecinos”. Porque todos, eran vecinos… de necesidades. Trabajaban sin sueldo y sin horario, simplemente, porque su jornada creadora de realidades comunales, era el tiempo que tenían libre, después de ganar el pan familiar. Eran gentes sin otro afán, que “hacer lo necesario” Necesitaban sobrevivir como podían, en un país casi todo por construir.
El Estado era lejano, autista. Apareció mucho tiempo después de que los vocablos minga, convite, gavilla y manguala, lograron unir esfuerzos y voluntades detrás de un propósito colaborativo y construyeron medio país. Cuando ya eran una realidad tan grande, que su modelo de “sí se necesita, hagámolo nosotros mismos, o nunca tendremos nada” era exitoso y copiado en cada rincón de Colombia, fue que el Estado notó que existían y que debía ponerles reglas. Pero ha sido cicatero, desordenado y lejano, a la hora de dotarlas de los medios necesarios para complementar su tarea.
Las OAC, No tenían un nombre… tenían cosas que hacer y las hicieron. Con lo que daba la tierra, repito. Los vecinos de cada lugar, urbano o rural, necesitaban elementos básicos de supervivencia que no podían esperar de un Estado ausente. Entonces lo hicieron: construyeron medio país a la medida de sus necesidades.
Aquel era un país eminentemente agrario, rural, poblado por gentes rudas, honesta y de coraje, que tenían una característica muy especial: todos poseían un enorme capital de solidaridad, que se gastaron con el entusiasmo de un niño, trabajando hombro a hombro con sus vecinos, al paso que alzaban barrios, veredas y pueblos enteros. “Falta un puente lo hacemos, compadre” “No hay escuela…la hacemos vecino” NO tenían Normas, tenían necesidades. NO tenían capital, ellos eran capital y herramienta de trabajo.
Hoy, todavía, entre dificultade, peligros y violencias de todo tipo, aún sobreviven la JAC como un gran activo social y económico, subutilizado. Son un capital desperdiciado. Un actor de primera línea, usado como como simple decorado. Son los brotes ignorados, desperdiciados, de un árbol llamado gobernanza. Todavía NO entendemos, que la Paz total, no se puede lograr sin ellos. No en las condiciones de fragilidad estructural que tienen, debido a lo precario de sus medios económicos; no, por su precariedad social de olvido; NO por su falta de propósitos mayores.
Pero, hay esperanza. Aún el Valor de la Solidaridad y el pegamento de la Cooperación para “hacer juntos” andan por ahí, en campos y pueblos de Colombia, haciendo …Acción Comunal. Tienen nuevas necesidades, de acuerdo con la época, es cierto, pero conservan ese espíritu cooperativo y solidario hizo posible, algunas cosas “imposibles” entre ellas, ejercer la vida y construirle el nicho necesario. Todavía tienen cosas que hacer.
Aún hoy pueden aportar a la creación de una Colombia más equitativa, más justa y más productiva. Más amable con sus gentes de toda condición. Ayudar a construir un país en donde el bienestar, no sea privilegio de unos pocos, sino que, con ayuda de todos, alcance para muchos. Una excelente herramienta, en ese propósito, es el Movimiento Comunal.
Las OAC, son una necesidad…convertible en inversión. Los índices de miseria en Colombia son, no solo alarmantes, sino injustos y aberrantes. Un pueblo de gentes emprendedoras, rico en tierras, climas y aguas, y recursos naturales y humanos, suficientes para alcanzar una prosperidad compartida… languidece entre una pobreza que parece irremediable.
NO hay razón para no hacer algo. Es cierto, NO logrará hacer todo el Doctor Gobierno… pero puede abrir el camino hacia nuevos hitos de creación solidaria, poniendo en marcha, de nuevo, la “máquina comunal” dispersa por toda Colombia. El Gobierno, y las OAC deben trabajar aliados, unir fuerzas, como los arcos de medio punto que sostienen las viejas iglesias: apoyados uno en el otro. Con ambas manos extendidas, pidiendo y dando ayuda.
Hay cosas por hacer. Barrios informales que reconstruir; zonas de riesgo que recuperar o adecuar; caminos, veredas y sendas que organizar; acueductos vecinales que construir o mejorar; escuelas que construir, reparar y mejorar, en todo territorio; acueductos y puentes que hacer; y otros ítems pendientes.
Las JAC serán estupendos socios, si los acuerdos, las políticas, los métodos y las voluntades, se encuentran. Sí en lugar de solo normas, les llegan proyectos locales para desarrollar y los medios necesarios adecuados, y sí, además, sus proyectos y procesos, se tratan con la seriedad debida.
PREGUNTA: ¿Podemos diseñar una nueva política Comunal dinámica y con capacidad de generar un nuevo auto impulso necesario, para que la ACCIÓN COMUNAL sea, de nuevo, una fuerza creadora y constructora de la infraestructura y los amueblamientos rurales y urbanos, que hoy parecen una utopía?
Respuesta fácil: sí, las OAC, deben ser los “socios locales” de su propio desarrollo. Los barrios subnormales urbanos, tienen sus dolientes propios, ayudémoslos a que hagan lo necesario para reacondicionar sus modos de vida. Las JAC, son los mejores socios que un gobierno, a cualquier nivel, pude tener. Úselos.
Esa es la idea gruesa. Debemos diseñar la operatividad de una política apropiada, que les provea de materiales y medios logísticos por parte del Gobierno, que permitan el trabajo organizado de las comunidades.
Lo que sí es seguro es que necesitamos volver a tener a las JAC como socios en la tarea de acabar de construir el país. Las JAC y ASOCOMUNALES deben ser un Activo valorizador, NO una “carga” que dilapide esfuerzos de funcionarios “de pico promesero” visitantes de ocasión.
Las JAC, son un ejército disperso, desajustado, mendicante, y cuasi que inoperativo. NO TIENEN un horizonte para usar su capacidad de aporte, parecen embelecos anacrónicos. NO es ASÍ. Serán la División Panzer del gobierno en la tarea por hacer en cada territorio. Se debe pasar, de reglamentarlas, a Cooperación con Solidaridad económica y funcional.
Tareas esenciales
Para corregir, primero que todo… sus estructuras sociales
Hoy, debido a su decaimiento como organizaciones y su debilidad organizativa interna, los presidentes de JAC, son los “toderos” que hacen todos los mandados; los tesoreros jamás han manejado un peso de su Junta y NO saben manejar un Libro; hay secretarias que trabajan sobre una “butaco” y una tabla, etc.
Así que antes de gastar presupuestos en proyectos Comunales inciertos, mal gestionados, debe darles el mayor “fortalecimiento” al que pueden aspirar los O. A. C, el apoyo necesario, para que sus estructuras sociales estén completas y sean operativas. Que sean homogéneas, cohesionadas y solidarias.
No pueden, ni deben existir, más Organizaciones Comunales de fachada, en un documento de reconocimiento refrendado cada que un cura se salva. Sus plantas directivas y todas sus Comisiones de trabajo, deben estar completas y funcionales, como condición para acceder a proyectos conjuntos con el gobierno. ORGANIZARLAS FORTALECERÍA su accionar.
Una cosa es clara, volverlas “motores del cambio” NO es con las ocasionales ayuditas en dinero o en especie, que hoy se acostumbra. Se necesitan contratos menores, locales, que provean FONDOS de subsistencia a las Organizaciones de Acción Comunal.
Invertir en “fortalecimientos” usando migajas, sin un plan macro de desarrollo del sector en que operan, y en donde son la primera manifestación de gobierno o de estructura social, es tirar dinero oficial a la jura, sin resultados prácticos.
Necesitan proyectos, diseños, ideas, y fondos que financien sus procesos de construcción comunitaria. Pero, repito. Primero, se deben fortalecer sus estructuras sociales internas; capacitarlas en serio. Organizarlas en serio y desde adentro.
Luego, sí, diseñar políticas de inversión compartida (léase: todos ponen) unos los medios, otros lo que da la tierra. Agentes locales solucionando problemas locales. Las JAC se deben involucrar en el desarrollo físico cada uno de sus territorios.
Estoy seguro que, con propuestas honestas, serias, vinculantes, y con aportes serios en lo técnico, logístico y con el uso de materiales locales, los asentamientos y los tugurios extramurales, dejarán de ser un problema de tan serias consecuencias. No se trata de disimular los riesgos, es recuperar y adecuar aquello posible de lograr.
Sobre todo, y más importante, con ayuda de las JAC ordenar los territorios para que obedezcan a los planes urbanísticos necesarios. Las vías terciarias por construir, se logran dotando a los municipios pobres, con la costosa maquinaria amarilla incautada, (que no incinerada ni explotada).
Las JAC tienen TODAVÍA, su vieja capacidad de aporte, aún son como antes, máquinas de “hacer pueblos”: aun sueñan con tener los mínimos vitales en infraestructura y los medios para construir su propio bienestar. Serán unos estupendos socios. Pero ESO, solamente, se logra dándoles un propósito común; que nos es otro que tener un puesto en la tarea por construir un mejor futuro para todos. ¡¡¡Todos ponen!!!
FÓRMULA: bancos de materiales locales sí es posible. Contar con medios para proveerlos; maquinaria en préstamo o comodato; y operarios de maquinaria pesada en préstamo, bajo clara y estricta supervisión; tener profesionales comprometidos y con dedicación exclusiva; directrices claras de criterio compartido.
Lo mejor de esta propuesta es que, con las comunidades trabajando para ellas mismas, los costos disminuyen ostensiblemente… Y LA OBRAS SE HACEN. Solo hay que hacerlo en la forma correcta, con los funcionarios correctos, los tiempos correctos, y con las JAC, organizadas de la forma correcta. AAAHH… Y SIN LADRONES A BORDO.
Al contratar con las JAC su propio desarrollo, se aminoran costos, se hace lo necesario y se dinamizan las economías locales. Harán lo necesario…es su karma. Su divisa. “Tenemos que hacerlo, vecino…llamemos a la gente”
¡¡¡VAMOS POR ELLOS!!! Las JAC serán estupendos socios.