Cada año desde el 2000, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 55/93 decidió proclamar el Día Internacional del Migrante, se conmemora esta fecha que se pensó "teniendo en cuenta el número elevado y cada vez mayor de emigrantes que existe en el mundo" y que fue "alentada por el creciente interés de la comunidad internacional en proteger efectiva y plenamente los derechos humanos de todos los migrantes".
A lo largo de la historia de la humanidad, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor.
En la actualidad, la globalización, junto con los avances en las comunicaciones y el transporte, ha incrementado en gran medida el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a otros lugares.
Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para sociedades en todo el mundo. También ha servido para subrayar el vínculo que hay entre migración y desarrollo, así como las oportunidades que ofrece para el codesarrollo, es decir, para la mejora concertada de las condiciones económicas y sociales tanto en el lugar de origen como en el de destino.
La migración atrae en la actualidad cada vez más atención. Mezclados con factores de incertidumbre, urgencia y complejidad, los retos y dificultades de la migración internacional requieren una mayor cooperación y una acción colectiva. Las Naciones Unidas están jugando de forma activa un rol catalizador en este tema, para crear más diálogos e interacciones entre países y regiones, así como para impulsar el intercambio de experiencias y oportunidades de colaboración. Pero al tiempo los países que debieran dar ejemplo de esta colaboración como los Estados Unidos, por ser un país que se ha hecho grande gracias a ella pareciera querer retroceder en el tema y no querer sumarse.
¿Es lógica y humana la forma en que EE.UU. quiere poner fin a la inmigración?
Un muro a lo largo de la frontera con México puede dar la impresión de que pueda ser una solución, pero la frontera ya ha tenido un muro que no la ha evitado, puesto que no son sólo los inmigrantes quienes la usan y cruzan, sino que también ha sido paso histórico del contrabando de personas, armas y tráfico de drogas, además del inmenso flujo legal e importante para ambos países que tiene que mantiene viva y activa constantemente a la frontera.
Además, están los muchos inmigrantes indocumentados que entran al país de manera legal y después se quedan más tiempo del que les permiten sus visas. Con todas las políticas de vigilancia y control como por ejemplo el del sistema electrónico nacional (como E-Verify), para obligar a los empleadores a certificar sus nuevas contrataciones, junto con multas y sanciones penales para los negocios que infrinjan la ley, o más grandes, frecuentes y efectivas redadas podría funcionar muy bien para detener la corriente de contratación ilegal, pero a la larga afectará la economía del país, y a la población mixta de legales con lazos familiares con ilegales en el aspecto social, como ya se ha comprobado: para horror y vergüenza ante el mundo está la separación de familias con niños en jaulas.
Hay millones de inmigrantes indocumentados que ya están en Estados Unidos
La gran mayoría ha llevado una vida tranquila y ha establecido raíces profundas en estas comunidades. Su deportación abrupta no representaría el Estados Unidos compasivo que muchos de nosotros concebimos.
Tal vez sea momento de que haya una negligencia benigna. Una reforma de inmigración que les saque de la ilegalidad. Además, porque eventualmente, muchos de estos inmigrantes calificarán para tener una visa porque se casaron con ciudadanos estadounidenses o tienen hijos nacidos en Estados Unidos.
Si no una amnistía políticamente imposible de realizar, podrían acelerar el otorgamiento de visas con preferencia familiar a esta población.
Los economistas no suelen confesar su ignorancia sobre datos exactos de visas que pudieran ser otorgadas para éstas personas. Realmente no tienen ni idea de cuál pueda ser esa cantidad exacta de inmigrantes que podrían pasar a ser legalmente contribuyentes positivos para el país, entrando en la legalidad. En las dos décadas pasadas, casi un millón de inmigrantes legales entraron al país. El clima político sugiere que muchos estadounidenses creen que el número es demasiado alto. Se les reitera falsamente que el número es ‘’aterrador’’ y la historia muestra que cuando los votantes se hartan de la inmigración, no hay resistencia a cortar el flujo por completo. En los años noventa, la comisión de inmigración de Barbara Jordan recomendó un objetivo anual de casi 550.000 inmigrantes. Una reducción de este tipo podría ser dramática, pero preferible a la alternativa que podría resultar de este clima político: cortar el flujo totalmente o terminar totalmente con el elemento familiar para alcanzar la legalidad.
Los países que son receptores de inmigrantes quieren olvidar que más importante es prevenir la migración desde los países emisores de migrantes
Estados Unidos es el receptor de casi el 20% del total del flujo migratorio mundial en los últimos 25 años. Durante todo ese tiempo, permaneció y permanece como el principal receptor del flujo migratorio global.
De acuerdo al más reciente reporte del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, 46,6 millones de personas abandonaron sus países para asentarse en territorio estadounidense por diferentes motivos y en distintas condiciones.
Causas que encausadas podrían reducir el flujo migratorio en el futuro
Los patrones de migración atienden a variables históricas, geográficas, políticas y económicas, de acuerdo a la explicación de la analista del Instituto de Políticas de Migración (MPI, por sus siglas en inglés) Jeanne Batalova.
La experta señaló que, en el caso de los mayores países receptores, la inmigración se produce fundamentalmente "por cuestiones laborales, de familia y trabajo". "La gente se desplaza buscando trabajo", señaló Batalova poniendo como ejemplo la histórica migración mexicana a Estados Unidos.
Pero también está el caso en que los desplazamientos son desde países con una violencia extrema, en muchos casos por guerras o eventos naturales que los han dejado en la pobreza extrema, obligándolos a migrar en busca de seguridad y bienestar. Por lo tanto, sería tiempo de que las potencias como Estados Unidos se replantearan sus políticas exteriores de frente a ésta problemática, tratando de aliviar los problemas de estos países con apoyos en concreto fuertes y decididos.
Además, la ilegalidad se combate con legalidad
La actual administración propone facilidades de migración a ciertos tipos de inmigrantes en una elegibilidad que sea dada por puntajes. Estos puntajes están relacionados con lo que ellos en su plan de inmigración denominan ‘’méritos’’. O sea, escoger entre los candidatos que están muy capacitados, con capital de inversión y del tipo racial blanco y desechar los que no entren dentro de ésta cualificación. Los críticos de estas políticas han denunciado que además existe una clara intención racista bajo esos parámetros.
Sus políticas se basan en una conclusión de los inmigrantes muy capacitados son más rentables para Estados Unidos, porque pagan impuestos más altos, reciben menos servicios y pueden expandir potencialmente la frontera del conocimiento. No obstante, parte de lo que ha hecho a Estados Unidos grande, es la diversidad en todos los niveles. Ahí ha radicado la excepcionalidad del país, de darle oportunidad a las grandes masas.
Las personas menos calificadas, según esos estándares, también aportan grandemente a la economía de Estados Unidos
Sabemos de la importancia que tienen las personas extranjeras como aportantes en el aspecto de mano de obra a la economía estadounidense, ocupando vacantes de empleos que históricamente los estadounidenses no han querido ocupar.
Independientemente de la distribución de las visas, estaría bien analizar la política económica referente a que los empleadores no deben quedarse con todas las ganancias y los trabajadores no deben sufrir todas las pérdidas.
Debería haber un reparto más equitativo de las ganancias y las pérdidas entre el pueblo estadounidense.
Y con respecto a la inmigración, un reparto más equitativo entre los beneficiarios de distintas clases y niveles de visas con miras a convertirse en los residentes y ciudadanos del futuro Estados Unidos, dando la oportunidad a los distintos segmentos de las poblaciones para acceder a la legalidad.
¿Cómo se hace legal a un ilegal?
Facilitándole las vías y procesos para dejar atrás la ilegalidad y orientándosele en el camino legal de la legalidad. Es tan lógico…
Plantear políticas de inmigración que al tiempo favorezcan la inserción de las poblaciones indocumentadas es necesario y apremiante.
Hacemos de nuevo hincapié en que tal vez sea momento de que haya una negligencia benigna. Porque eventualmente, muchos de estos inmigrantes calificarán para tener una visa, porque se casaron con ciudadanos estadounidenses o tienen hijos nacidos en Estados Unidos.
Si no una amnistía políticamente imposible por el momento de realizar, por lo menos podrían acelerar el otorgamiento de visas con preferencia familiar a esta población.