Hace unos días estuve viendo con atención un programa de debates, en el que Pachito Santos y la doctora María Mercedes Maldonado, ambos candidatos a la Alcaldía de Bogotá, compartían algunas ideas sobre sus propuestas de gobierno.
Las ideas de la doctora Maldonado, como era de esperar, continúan en línea con el programa de gobierno 'Bogotá humana', promovido por el alcalde, Gustavo Petro. Defiende los logros, reconoce algunas falencias y propone ajustes que mejoren los resultados de las políticas progresistas en las que, sin ninguna duda, los social es lo primordial, bien sea en temas de seguridad, vivienda, educación o movilidad. Unas propuestas bastante racionales, sustentadas en resultados de investigaciones procedentes de diversas instituciones.
En cuanto a las ideas de Pachito Santos me llevé una sorpresa: todas ellas giran en torno al restablecimiento de los viejos vicios de contratación de la ciudad. Por ejemplo:
Para mejorar los índices de seguridad, quiere contratar a policías y militares retirados, lo que debilita la institucionalidad, ya que revive las "convivir" que fueron una pesadilla en la historia del país, creadas, nada más ni nada menos, que por el jefe de su partido, Álvaro Uribe, idea en la que no debería insistir mucho, ya que tiene vigente una investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación que le denegó la preclusión de la investigación por el caso de la posible participación suya en el intento de creación del Bloque Capital de las AUC.
Para mejorar la movilidad, propone contratar la "Aló" en concesión a privados, que realmente, no descongestiona nada. Reconstruir la avenida Boyacá con un modelo de asociación público-privada que dejaría un carril para Transmilenio, dos carriles privados en los que habría que pagar peaje y dos públicos, lo que supone un gran negocio a treinta o más años para un contratista, un privilegio para los que puedan pagar los peajes, y más exclusión y trancón para el resto de los ciudadanos, entre otras, como su propuesta para ampliar a un segundo nivel la autopista sur, que beneficiaría inmensamente a alguna de las cementeras.
En cuanto a educación, propone crear 50 colegios públicos "modulares" en concesión, es decir, favorecer a privados con la excusa de que los resultados en educación con ellos son mejores.
En cuanto a vivienda, propone la creación de alrededor de 350.000 viviendas de interés social, obviamente fuera de la ciudad, (a ejemplo de ciudad verde que amontona pobres en grandes conjuntos residenciales que benefician directamente a las cajas de compensación y al sistema financiero).
Con todo respeto, las ideas de 'Pachito' Santos en cuanto a seguridad, educación, vivienda y movilidad no parecen ser sino una excusa para convertir a Bogotá en una "proveedora de contratos".
Uno que como buen colombiano es desconfiao' y malpensao', inmediatamente piensa esta suposición: "Su partido político necesita fuentes de financiación más estables, como los contratos públicos de la ciudad, porque ni la venta de avales ni las exhibiciones equinas de su jefe parecen alcanzar para sostener los niveles de soborno que se requieren en este círculo vicioso entre políticos y dueños de grupos económicos que Gustavo Petro deshizo".
No se necesita ser un genio para sacar otra conclusión en este comienzo de campañas por la alcaldía de la ciudad, sino simplemente tener algo de "malicia indígena". Al parecer hay dos tipos de candidatos: aquellos que quieren restablecer en Bogotá ese círculo vicioso y enfermizo de contratación que perjudicó enormemente a los capitalinos, y un par de candidaturas en la que la gente, lo social, es lo importante.
A mí, personalmente, me quedó claro, a partir del análisis de este debate, que las ideas de la doctora Maldonado, no solo ya han sido probadas, sino que representan el interés de aquellos que ven en la solución de lo social, una oportunidad de mejorar la calidad de vida de todos en Bogotá.
El periodista, Francisco Santos, representa los intereses de aquella inmensa minoría que no ha podido volver a poner sus dedos en los recursos públicos de la ciudad a través de contrataciones fraudulentas.
