En Colombia solo un 30% de las empresas sobrevive al cabo de cinco años, según reveló Confecámaras como resultado de un estudio en el que examinó la información de las 57 Cámaras de Comercio del país. Las micro y pequeñas empresas son las que se llevan la peor parte.
En efecto, al diferenciar según el tamaño de las empresas, se observa que entre más grandes son, más posibilidades tienen de sobrevivir. Las microempresas son las más vulnerables, con una supervivencia de apenas el 33,4%.
En los registros de las Cámaras de Comercio se diferencian las sociedades de las empresas unipersonales, que en realidad son personas naturales. Pues bien, de acuerdo con el estudio, en cinco años, de 2017 a 2022, las empresas disminuyeron de 296.896 a un alarmante 98.696. Es importante tener en cuenta que este periodo incluye el periodo de la pandemia, en el cual se agravó una tendencia que venía dándose en los años anteriores a esta.
Si bien la información puede estar sesgada por cuanto incluye el periodo de la pandemia, el hecho de que las empresas no pudieran recuperarse puede presentar en la actualidad un cuadro aún más dramático.
Hallazgos del Banco de la República
En 2021, el Banco de la República realizó un estudio de mayor alcance, en el cual tuvo en cuenta un mayor número de variables, que fueron más allá del ámbito financiero. Por ejemplo, consideró la información de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA) del Ministerio de Salud y Protección Social, la cual establece cuántas empresas pagan sus aportes y la cantidad de empleos que generan.
El estudio estableció que, en los doce meses anteriores a enero de 2010, nacieron 61.895 empresas. En cambio, en los doce meses anteriores a junio de 2020 se crearon 50.662.
Entre 2011 y 2019, antes de la pandemia, la tasa de crecimiento de la creación de empresas fue del 17,5%, pero a partir de 2017 la tasa de destrucción de empresas superó a la tasa de creación. Entre enero de 2020 y junio del mismo año (antes de la agudización de la pandemia), desaparecieron 148.157 empresas, según el Banco de la República.
Después de analizar los indicadores básicos del comportamiento empresarial, el portal Al Poniente obtuvo que las empresas clasificadas como No Frágiles tienen una probabilidad de quiebra del 46,25% y las empresas Frágiles una del 56,98%. La probabilidad conjunta de quiebra para las empresas colombianas es del 49,9%.
Al comparar los resultados obtenidos para Colombia con otros países y regiones, se encontró que la probabilidad conjunta de quiebra empresarial en Europa es de 21,2%, en los Estados Unidos de 17,2%, en Chile de 31,6% y en Uruguay de 25,6%. En el otro lado del espectro se encuentra Argentina, con una probabilidad del 75,3%.
Según el estudio del Banco de la República, en la construcción y la minería suele destruirse un mayor porcentaje de empresas. Por otra parte, durante la pandemia se afectaron especialmente los sectores inmobiliario, de hoteles y de restaurantes, pero en forma consistente se crearon y destruyeron más pequeñas empresas.
Micro y pequeñas empresas: no todo se debe a la pandemia
Hasta junio de 2021, las micro y pequeñas empresas sufrieron en mayor medida las consecuencias de la pandemia, pues exhibieron incrementos significativos en su tasa de destrucción. En el último año, de junio de 2020 a junio de 2021, se perdieron 757.754 empleos. De estos, el 81,0% pertenecía a micro y pequeñas empresas.
Los datos de Confecámaras revelan que, si bien una parte de la evolución del comportamiento empresarial se debió a la pandemia, se trata de un fenómeno estructural.
Ya en 2020 INNpulsa, una entidad adscrita al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, había revelado que en los últimos cinco años se habían creado en promedio 283.000 empresas por año, pero, al tercer año de operación, solo el 63,4% de estas seguía en el mercado. Esta cifra descendía al 54,3% en el quinto año y al 40,5% al término de una década.
La mayoría de las empresas, especialmente las pequeñas, tiene una alta tasa de mortalidad y un ciclo de vida corto. Además, estas enfrentan dificultades para acceder al mercado financiero, falta de encadenamientos con otras empresas, atraso tecnológico, altos costos de producción y necesidad de políticas públicas de fomento empresarial.
A estos resultados debe sumarse un factor adicional: los estudios sobre el tejido empresarial no incluyen el amplio universo de la informalidad, denominada en el actual gobierno como “economía popular”, pues no está registrado estadísticamente más que en forma indirecta.
Publicado originalmente en: Más Colombia
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