Hace años no llegaba a nuestra cartelera una película de terror que generara tanta inquietud como El conjuro. A raíz de este acontecimiento me atrevo a hacer un listado de las diez películas más espeluznantes de todos los tiempos. En la lista no entran ni asesinos seriales, ni marcianos asesinos venidos de otra galaxia o de nuestras pesadillas. No, este top solo hace referencia a presencias demoniacas, a espíritus malignos en busca de alegres jovencitas, a maldiciones y brujerías, a todas aquellas producciones que nos recuerdan que las sombras que se mueven en la noche son vestigios de un tenebroso mundo que no conocemos.
10. Suspiria. Una estudiante norteamericana ingresa a una prestigiosa escuela de Ballet en Suiza ignorando que está rodeada de asquerosas brujas dispuestas a ofrecerla en sacrificio al mismísimo diablo. A pesar de que esta película fue hecha en 1977 no ha envejecido un solo fotograma. La razón por la cual se mantiene tan inquietante es porque detrás de cámaras está Dario Argento, uno de los grandes maestros del terror. El italiano sabe que para hacer una buena película de terror lo más importante es la atmósfera. ¿Cómo olvidar las paredes rojas del conservatorio, siempre opresivo y asfixiante? ¿Cómo dormir después de escuchar a la bruja mayor roncar como un cerdo degollado? A finales de este año veremos un remake de esta película. Después de verla, seguramente extrañaremos aún más a Dario Argento.
9. Arrástrame al infierno (Drag me to hell). Ahí está esa apacible abuelita, rogando que el banco no le quite la casa. En pleno 2009 la crisis inmobiliaria en Estados Unidos estaba en su apogeo y los pobres como siempre eran los que pagaban los excesos de los poderosos. Esa viejita, mal vestida y mal hablada, es una gitana que gracias al oficio de crear hechizos, maldiciones y sortilegios logró hacerse a una casita. Le pide a una joven funcionaria que por favor no la dejen en la calle. La muchacha es ambiciosa y sabe que si quiere ascender en el banco debe demostrarse despiadada. Echa a la abuelita de la casa a pesar de que ella se arrodilla y llora y suplica hasta que cansada de perder su orgullo la mira fijamente a los ojos y la rubiecita ambiciosa se ha dado cuenta de que ha cometido un error. La bruja gitana se ensaña contra ella y le manda la Lamia, la maldición que la arrastrará viva al infierno. Cansado de hacer tres versiones de El hombre araña Sam Raimi vuelve al género que lo lanzó a la fama en la década de los ochenta. Mucho humor y sobre todo mucho terror en esta película que varios de mis amigos consideran ridícula pero que a mí no me deja dormir cada vez que la vuelvo a ver.
8. El exorcista (The Exorcist). No pues… descubrimos el agua tibia. Con esta polémica película William Friedkin no solo disfrutó por muy corto tiempo de los placeres del éxito sino que fue la pionera en cuanto a posesiones demoniacas se refiere. Aunque ya el rostro de Reagan no nos atemorice tanto cuando tiene el diablo en el cuerpo, y que su cabeza girando se vea ahora un poco ridículo, El exorcista, qué duda cabe, nos sigue impactando. Un clásico que en el 2014 cumplirá ya cuarenta años.
7. La habitación del niño. Esta película fue un encargo que se le hizo a Alex de la Iglesia para la serie Historias para no dormir. La presencia de un extraño azota a una joven pareja en su nueva casa. Todo indica que la edificación, antigua y oscura está embrujada. Pero sus viejas paredes ocultan un secreto peor. De La Iglesia explota magistralmente el cuento del doble, una realidad paralela que amenaza con despojar al matrimonio de su adorado bebé. Una película que libera su atmósfera opresiva con extraordinarias dosis de humor, algo a lo que nos tiene acostumbrados el gran director español.
6. El resplandor. Sí, Jack está encerrado con su hijo que tiene la facultad de ver muertos y con su horrible y sobreactuada esposa en un hotel inmenso, perdido en las montañas, que durante el invierno prácticamente queda sepultado sobre la nieve. Es el lugar ideal para que Jack pueda terminar su novela y deje de ser un simple celador para convertirse en el gran novelista que siempre ha querido ser. A pesar de que sus allegados le aconsejaban no sumergirse en las convulsionadas aguas del terror, Kubrick tenía curiosidad por el género. Ya había probado con la ciencia ficción (2001), con el cine bélico (Paths of Glory) con el policiaco ( The Killing). Megalómano como pocos, estaba obsesionado con la idea de dejar su huella en cada uno de los géneros. En su momento no le gustó a nadie, incluso Shelley Duvall, la protagonista femenina, fue elegida la peor actriz del año por culpa de su papel en El resplandor y sí, pudo haber sido el momento más bajo de la carrera de Kubrick, pero igual le bastó para hacer una de las películas más terroríficas de todos los tiempos (Por Dios, la escena de cuando Jack se besa con esa abuelita podrida es… es… ¡espeluznante!) tenía a su gran amigo Nicholson haciendo, sin que él lo supiera, el papel de su vida. La música de Ligetti ayuda mucho a que en la noche, cuando ya todos duerman, te sea imposible ir a la nevera por un poco de agua.
5. El fantasma de Madeleine O’Malley (The Innkeepers). El desconocido Ti West tiene el extraño privilegio de estar en esta lista. Y es que para el joven director norteamericano no hay secretos a la hora de hacer una película de terror. Con un hotel a punto de ser abandonado, un par de empleados luchando para no quedarse dormidos en el turno de la medianoche y un fantasma rondando por los pasillos, son suficientes elementos para centrar la atención del público en este relato. Una peliculita de serie b, sin presupuesto ni grandes estrellas o efectos especiales, se constituyó en la gran sorpresa del verano pasado. Inviten a sus amigos, dense el gusto de verlos gritar.
4. Sexto Sentido. Nos acostumbramos a verla todo el tiempo por televisión y por eso la subestimamos tanto. Hemos olvidado el miedo que sentimos la primera vez que la vimos, lo mucho que nos impactó el final, las esperanzas que se albergaron en su director, Night-Shyamalan. Un ejemplo de cómo se escribe una película de terror, de cómo sorprender al público. Sexto sentido renovó el género cuando todos creían que ya nunca más una película de terror volvería a asustar. Estoy convencido que dentro de sesenta años seguirá despertando la misma inquietud que genera desde su estreno en 1999.
3. Los otros. Nicole Kidman se despierta gritando. Algo sucedió que no recuerda, por eso su amargura, su tristeza. Los niños son lindos pero a veces molestan demasiado, a veces provoca cargar el rifle y vaciárselo en sus pechos. Los otros bien podría ser un drama si no fuera por sus macabros detalles: infanticidio, libro de los muertos, una médium ciega. Lástima que Alejandro Amenábar haya abandonado el género del cual parecía tener un dominio absoluto. Igual está joven. En el aburrido cine de nuestros días necesitamos más películas como Los otros.
2. La reunión del diablo. En la claustrofobia de un ascensor detenido el demonio ha reunido a las próximas almas que se llevará al infierno. Otra vez el demonio encarna a una viejita para satisfacer sus deseos. Sin pena ni gloria pasó esta película y tres años después de su estreno se está convirtiendo en un nuevo clásico. Una verdadera pena que la carrera de John Erick Dowde naufragara por este fracaso. El cine de terror tiene estos riesgos. La podrán ver por Netflix cuando quieran.
1. La noche del demonio (Insidious). No la vi en cine, la vine a descubrir hace unos meses en Internet y por supuesto que no dormí. Las imágenes de todos esos espíritus esperando entrar en el cuerpo de un niño se me impregnaron en el inconsciente. Cerraba los ojos y allí estaban ellos. Todo se vuelve pesado cuando empiezas a verla y desde la primera secuencia sabes que te adentras en un territorio desconocido para ti, que lo que vemos son fragmentos de un universo paralelo creado por un joven director malayo de nombre James Wan, quien en el 2011, a los 34 años se perfilaba como el nuevo amo del terror, título que ha revalidado con El conjuro. Nunca más volveré a ver Insidious, bastante trabajo me ha costado sacarme el pánico que generaron sus diabólicas imágenes.