Hoy, cuando las delegaciones de paz, del Gobierno y de las Farc, han dado a conocer a la opinión pública la decisión de un acuerdo para el “cese al fuego y de hostilidades, de manera bilateral y definitiva” –cosa que no parece importar a muchos de nuestros conciudadanos- en Caicedonia, debemos sentir, como dicen por ahí: “un fresquito”.
Porque no podemos olvidar que Caicedonia ha realizado cuatro encuentros de escritores e intelectuales por la paz de Colombia. Encuentros en los que han estado presentes pensadores de las más altas calidades para reflexionar sobre el conflicto y señalar los caminos que podrían llevar a la paz de nuestro país. Esto lo hacíamos cuando nadie se le apuntaba al tema y veían a los organizadores del evento como unos idealistas desocupados que no tenían nada más que hacer.
Desde el año 1998, gracias al atrevimiento de unos cuantos quijotes, apoyados siempre por las administraciones de turno y en compañía de varios ciudadanos del Municipio, desde Caicedonia se le propuso al país acciones que permitieran encontrar los caminos de la paz.
No en vano, el lema del encuentro siempre ha sido: “Porque las palabras pueden más que los fusiles”. Lema que animó nuestra fe en que solamente desde el diálogo se podría llegar a dar solución al conflicto que por más de cinco décadas ha llenado de cruces y sembrado de muerte nuestra geografía patria.
Testimonio de este esfuerzo es el libro “Las letras de la Paz”, en el que se recoge las propuestas que se hicieron pensadores de nuestra región, del país y del exterior, porque nuestra preocupación nos llevó a ampliar esos horizontes de la solidaridad, para pensar en la solución a nuestro desangramiento.
Caicedonia hoy tiene que estar alegre. Desde este pueblo, aferrado a las faldas de la cordillera y al que, para pensar en el fin del conflicto, llegaron amantes de la paz como RH Moreno Duran, el alemán Raúl Zelick; Julio César Londoño; Gustavo Álvarez Gardeazábal; Álvaro Leyva Durán; Arturo Alape; Óscar Collazos; Joe Broderik; Arturo Guerrero; Ricardo León Peña Villa, Miguel Antonio Guateros; Elmo Valencia, Alejandro José López; Piedad Bonet, en fin, un grupo de selectos pensadores que le dijeron presente a la convocatoria que desde 1998 lanzó Corpocaica, una entidad que desde siempre le ha importado el futuro del país y siempre ha creído que es desde las palabras que los seres humanos zanjan sus diferencias.
Hoy estamos contentos de que se firme el acuerdo en el que se anuncia que hay intención de silenciar la voz de muerte de los fusiles; y estamos contentos porque, desde Caicedonia, la ciudad Centinela del Valle, le dijimos a nuestros conciudadanos y al mundo que desde la palabra podría renacer la ternura para tener un mundo mejor para todos. Que así sea.