Las mujeres de libertad guardaron humillante silencio durante casi una década. El 30 de enero de 2007 el tribunal de Justicia y Paz condenó al ‘Oso’ a ocho años de cárcel por los crímenes confesados en las audiencias en las que participaron las víctimas. Las mujeres no hablaron: temor, pudor, vergüenza.
En agosto de 2014, estaba lista su salida de la cárcel El Bosque de Barranquilla cuando apareció un nuevo expediente. La enfermera Adriana Porras había logrado recopilar el testimonio de ocho mujeres de los corregimientos de Libertad, Sabanetica y Altos de Julio del municipio de San Onofre a quienes ella había atendido en el puesto de salud después de haber sido ultrajadas por el paramilitar. La denuncia interpuesta ante el Tribunal Superior de Barranquilla forzó al ‘Oso’ a un interrogatorio en el que negó inicialmente toda responsabilidad hasta que la presión lo llevó a aceptar uno de los hechos de violencia sexual. La omisión llevó a la Corte Suprema de Justicia a retirarlo del proceso de Justicia y Paz y quitarle los beneficios que dejaron al paramilitar en manos de la justicia ordinaria.
Fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Cómbita donde puede terminar pagando, a sus 54 años, una condena de más de 30 años de cárcel.