Aunque voy a hablar de una mujer del tango en Medellín, el fondo de esta nota no será musical, sino que estará enmarcado en tres palabras: sencillez, sabiduría y constancia.
Pues bien, en este nuevo proyecto de mi acercamiento a las mujeres del tango en Medellín continúo con Rosalba Caro quien suma 29 años en la enseñanza del tango, 900 alumnos, 55 trofeos, 30 medallas, 15 placas y el nombre GOTANGO escrito a lo largo de su carrera “entre piedras y luces” según lo cuenta esta maestra quien habla de su trabajo como un estilo de vida.
En lo referente al campo de su enseñanza, la palabra maestra es la que mejor le asienta porque los fundamentos de su ejercicio están pensados desde la formación de los alumnos en personas íntegras, con disciplina, amantes del tango y que puedan ser individuos educados como seres sociales. Tema que no le ha quedado fácil con los padres de familia porque ellos creen que el asunto va de enseñar a bailar y con eso es suficiente.
De toda su historia de vida hace un balance que resume en una labor aún sin terminar, y sobre todo en un aprendizaje acumulado, ya que considera a sus alumnos una fuente donde ha encontrado semillas que la han enriquecido y la han formado en aspectos desconocidos para ella. En medio de los agradecimientos a la vida y a Dios, sabe que ha formado y cambiado historias.
En esta dinámica de despedir y recibir nuevos integrantes sigue esperando la llegada de más alumnos porque para ella son como el agua que viene y se va, pues con unos cuantos empezó su academia que tuvo una génesis bien importante, veamos:
Ha sido notable en la vida de los barrios, la tienda, que por momentos es como un ágora donde se encuentran los vecinos, las historias de vida y las necesidades, en este caso la de un tendero quien quería buscar actividades para los niños y le comunica su inquietud a Rosalba, una joven que acaba de terminar sus estudios de danza, hecho que se conjuga con la idea de ella de formar una compañía de baile, para lo cual estaría dispuesta a tocar puertas. En menos de quince días formó cuatro parejas de baile e hicieron una presentación, ella lo compendia con estas palabras: “GOTANGO nació de la necesidad de un tendero”.
Así fue que por aquella excelente iniciativa del tendero esta mujer apasionada por la formación de bailarines cumple 29 años de trabajo artístico y social marcados con caídas y muchas levantadas, pues así como exhorta al grupo con la frase “Se baila con el corazón”, es precisamente su corazón el que ha estado en juego en esta historia.
Es necesario decir que he intentado hacer un resumen de la obra y vida de Rosalba Caro, pero creo que es hora de poner a un lado mi interpretación para dejar resonar las palabras textuales con las que se terminó la entrevista:
“Sobre La Tangovía, nunca olvidaré ese 24 de junio, yo participé en el Festival de tango con dos categorías “Infantil y Adultos”, allí me dijeron que me iban a hacer un homenaje en La Tangovía, yo no hice sino llorar porque había llegado la hora de un reconocimiento, nadie es profeta en su tierra.
Entonces cuando me dicen a mí que me van a hacer un homenaje en mis 29 años de lucha porque no es nada fácil, la felicidad me embargaba, era un encuentro de dos emociones, me decía: Rosalba, te van a hacer un homenaje en tu casa , en tu barrio, que todo el mundo conozca quién es Rosalba, y sin ser creída, sin ser orgullosa, era mi corazón así como arrugado, llena de felicidad, pero también estaba el regreso de La Tangovía, porque el alcalde de Medellín junto con el Secretario de Cultura lo habían prometido y lo cumplieron, eso que es de nosotros, de La Comuna 3 del barrio Manrique, fue una felicidad muy inmensa.
Eso de tener las cámaras encima, yo me reía y me decía: ¡Ay dios mío bendito!, y dije como la canción de Maluma “Se me borró el caset”, porque a veces mis respuestas eran por inercia, pero ya mirando los videos de las entrevistas anteriores, pensé, ¡Ah me fue bien!
Esto de La Tangovía y el homenaje, sinceramente van a permanecer dentro de mi corazón, de mi vida y de mi cerebro para siempre. Le doy gracias a los que no sé de qué forma tomaron esa decisión, les doy gracias porque volví a vivir, a renacer, porque muchas veces llegaba el desaliento, aunque seguía preguntándome ¿Sí vale la pena? Y sin embargo, seguía adelante.
Sí vale la pena seguir, sí vale la pena guerrear, cambiar historias y formar historias”.
Despido esta conversación con mis agradecimientos a la maestra Rosalba por todo lo que ha hecho en bien de los jóvenes de Medellín, por el tango, y por demostrar la importancia de las mujeres en esta formación cultural.
Vea la primera parte aquí: