"No soy libre mientras otra mujer sea prisionera
aunque sus cadenas y las mías en distintas": Audre Lorde
Las imágenes dantescas en el aeropuerto de Kabul, como consecuencia del acuerdo firmado por el gobierno de Donald de Trump y los talibanes en febrero de 2020, en Doha, parecían remembrar las de Saigón tras el retiro de las tropas de Estados Unidos en Vietnam en 1975.
Luego de esto, las mujeres afganas han sido objeto de ultrajes de parte de los talibanes y las muertes de civiles se han incrementado, según datos de la ONU; pero en realidad en el pasado todos los bandos han utilizado la intimidación, la violación, el secuestro, el maltrato y el homicidio de las mujeres como método de intimidación y degradación de sus enemigos.
Como consecuencia de la rápida toma de la mayor parte del territorio afgano, no hay ninguna limitación para que el régimen Talibán implemente la sharía, que no es más que la ley islámica interpretada de forma radical; por lo que se ha publicado la relación de las normas que deberán cumplir, dentro de las que se destacan la prohibición del trabajo de las mujeres fuera de sus casas, el acompañamiento de un hombre de su familia para realizar actividades fuera del hogar, ser atendidas únicamente por médicos de sexo femenino, la prohibición de la educación más allá de la básica primaria, el uso de zapatos de tacones y maquillaje, la lapidación en caso de tener relaciones sexuales extramatrimoniales, el silencio en público.
En cuanto al uso de la burka (velo integral), no será obligatorio, ya que "existen diferentes tipos", de acuerdo con el portavoz de los talibanas Zabihullah Mujahid.
Se teme que como en el pasado estas restricciones promuevan la aplicación de castigos como las golpizas públicas y las rondas de los miembros de la Policía Religiosa, armados con bastones de cuero reforzado y láminas de metal, en busca de infractoras a estos “códigos de vestimenta, movilidad y decencia”. De igual manera, las restricciones para la salud como la prohibición a mujeres y hombres para ser atendidos en los mismos hospitales.
Frente a esto, el rechazo del mundo occidental ha sido unánime. No obstante se escuchan voces que postulan que las soluciones deben venir desde adentro, por lo que rechazan la injerencia extranjera frente a estas políticas. A su vez, el portavoz de los insurgentes, Zabihullah Mujahid, ha anunciado. "Nuestras mujeres son musulmanas, estarán felices de vivir bajo el marco de la sharía".
De mi parte, pienso que ninguna creencia, ninguna ideología, justifica el maltrato de una mujer y que cada vez que esto sucede el mundo se envilece.