Hoy, mis palabras se llenan de dolor y desolación al dirigirme a ustedes. Nos encontramos frente a una crisis humanitaria que ha dejado cicatrices imborrables en el alma de La Guajira. Es una tragedia que nos ha robado la conciencia y nos ha mostrado la cruda realidad del hambre detrás de la desnutrición que se ha llevado la vida de nuestros niños Wayuu, una y otra vez.
La sentencia de la Corte Constitucional no solo ha puesto en relieve la gravedad de la situación, sino que también nos ha mostrado el camino hacia la solución. Se han establecido medidas de emergencia para frenar la alarmante cifra de casos y se ha planteado la construcción de una política pública integral que nos permita superar este estado inconstitucional y llevar las tasas de mortalidad por desnutrición a niveles “aceptables”. En lo personal aceptable es que no muera un niño más de hambre. Pero más allá de ello, se nos ha recordado la importancia de escuchar la voz del pueblo Wayuu y fomentar un diálogo genuino en la construcción de esta política pública.
La crisis humanitaria en La Guajira no puede ser abordada únicamente como un problema financiero o de recursos. Es una crisis compleja que exige una respuesta integral, centrada en las raíces de la desnutrición en la comunidad Wayuu y en el acceso a derechos fundamentales como el agua potable, la seguridad alimentaria y la atención médica adecuada. No podemos contentarnos con soluciones a corto plazo, debemos abordar de manera estructural las causas subyacentes de esta problemática.
La implementación de políticas públicas basadas en la transparencia, la participación ciudadana y la sostenibilidad a largo plazo es fundamental para superar este estado de cosas inconstitucional.
Es fundamental contar con sistemas de información detallados, esto debería ser lo primero, ¿cuántos son? ¿Dónde están? ¿A qué distancia están de los cascos urbanos? ¿A que distancia esta una ranchería de la otra? ¿En qué condiciones están? Un gran censo wayuu, Datos que permitan identificar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra cada comunidad, familia y niño Wayuu, clasificando los niveles de riesgo y priorizando las acciones específicas.
Solo así podremos garantizar el acceso al agua potable, mejorar la calidad y cantidad de las raciones alimentarias, y fortalecer los servicios de salud en la región. Como sobrevivir sin agua? ¿Cómo garantizar el acceso a agua si a ciencia cierta no sabemos cuántos son, donde están y como están organizados?, ¿es crucial garantizar la calidad y cantidad de raciones alimentarias, como hacerlo sin agua?, cobra gran valor mejorar la comunicación con las comunidades para conocer su situación actual. Comencemos por entendernos.
Mi visión se basa en la idea de que superar esta crisis no solo es una obligación legal, sino un deber moral. Debemos unirnos como sociedad, dejando de lado nuestras diferencias políticas y sociales, y enfocarnos en el bienestar de nuestros niños y de toda la comunidad Wayuu. Es necesario establecer alianzas estratégicas con organismos internacionales, ONG y sectores empresariales comprometidos con el desarrollo sostenible. Debemos aprovechar los recursos y conocimientos disponibles para implementar programas de capacitación, emprendimiento y desarrollo económico que generen oportunidades reales y duraderas para las familias Wayuu.
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