Cuatro asesinatos en 48 horas en San Vicente del Caguán (un comerciante y ganadero secuestrado, quien apareció enterrado en una vereda; dos mecánicos que fueron llamados a desbarar un carro y los mataron a bala; y un líder social asesinado en el puente el Arenoso cerca al casco urbano del municipio) hablan a las claras de que la muerte se volvió a enseñorear en San Vicente del Caguán y el gobierno nacional y los medios nacionales total silencio, nadie dice esta boca es mía.
Tal parece que San Vicente del Caguán en el Caquetá sigue siendo un municipio donde la violencia es el denominador común; un municipio estigmatizado por la zona de distención que el gobierno de Andrés Pastrana le concedió a las extintas Farc con lo cual crecieron exponencialmente; una región de gente buena y trabajadora donde el asesinato es algo corriente; una de las zonas ganaderas más ricas del país, con las imponentes y fértiles sabanas del Yarí, donde desafortunadamente las petroleras ya montaron su dominio extractivista.
En los últimos cuatro días los familiares del comerciante y ganadero Pablo Avilés denunciaron que había sido secuestrado por hombres armados y ellos mismos anunciaron después que tenían información de que había sido asesinado y enterrado en la vereda la Barrialosa, lo que efectivamente se confirmó; tres personas ya fueron capturadas.
Los mecánicos Emilio Pedraza Gaitán de 36 años y un joven de 19 años conocido en la región como Melo fueron llamados a desbarar un carro y aparecieron atados y asesinados en la vereda el Darién, cerca al casco urbano de San Vicente.
Antier, el líder comunal Elicerio Mendoza (así se escribe), presidente de la vereda Casas Grandes y tesorero del Comité Pro Carretera Troncales Guacamayas, quien iba con su esposa en una motocicleta, fue baleado y falleció cuando era llevado al Hospital San Rafael de San Vicente; su esposa resultó gravemente herida.
Estos asesinatos se suman a muchos más que han ocurrido en el presente año y hasta ahora el gobierno nacional ni siquiera se ha pronunciado, los medios nacionales han brillado por su silencio y los sanvicentunos continúan asustados sin saber qué pasa o a qué atenerse. Definitivamente la muerte volvió a sentar banderas en San Vicente del Caguán.