¡Las motos, una plaga incontenible!
Opinión

¡Las motos, una plaga incontenible!

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julio 15, 2015
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Con el perdón de mis amigos que tienen moto, porque no quiero generalizar, pero el mundo de rufianes que anda en este vehículo de dos ruedas por todas las ciudades de Colombia, está haciendo lo que le da la gana y no hay autoridad que logre absolutamente nada, porque entre otras la reglamentación es muy pobre, por no decir que no hay.

Recientes publicaciones dan cuenta del crecimiento “viral” de los usuarios de motocicletas y el consecuente incremento exponencial de estos vehículos en el país.  Datos suministrados por el Registro Único Nacional de Tránsito —Runt— en enero de este año, señalan que se matricularon 659.279 unidades en 2014, frente a las 621.695 de 2013 y las 565.374 del 2012.

Dice la información que de continuar esta tendencia, en 2020 habrá —lean bien— ¡diez millones de motos rodando por las calles y carreteras de pueblos y ciudades de todo el país. Como quien dice, el parque automotor se verá superado en por lo menos cuatro veces por las motos. Me temo que las langostas que arrasan en África con cultivos y generan hambrunas se quedan cortas ante este preocupante escenario, que no tiene quién logre poner en cintura a esta creciente población de indisciplinados.

Y no es que vaya uno en su carro y se le estacione al lado Lorenzo Lamas, el Renegado, con su pelo largo y la provocativa figura que ponía a soñar a miles de mujeres en los años 90. ¡Para nada! A usted lo rodean motociclistas muy criollitos ellos en apariencia y en modales, como avispas. Si usted trata de cambiarse de carril, siempre tiene uno que se atraviesa y le obstruye el paso; si usted va por el carril de velocidad, siempre hay uno que va lento y —como decía mi mamá— “ni raja ni presta el hacha” porque ni va a la velocidad que debiera, pero tampoco deja pasar, y si lo pasa se gana su madrazo porque según él casi lo atropella. Y podría decir mucho más…

Colombia es, después de Brasil, el país cuyos ciudadanos más compran motocicleta. Sin duda es un reflejo de la capacidad económica de sus habitantes. Las dos ruedas motorizadas se han convertido en una solución laboral y de transporte para un sector muy importante y mayoritario de la sociedad con menos posibilidad de comprarse un carro, y por eso es válido, pero en la situación actual no hay cómo convivir con estos salvajes.

Usted va a comprar una moto y solo tiene que entregar su RH. Lo que les quiero decir es que no hay requisitos mínimos para adquirirla y menos para conducirla. Hoy cerré sin culpa a una belleza de estas que iba por la izquierda en un carril central; repito, por la izquierda y en un carril central. No lo vi. Pues me pasó, se me atravesó y comenzó a andar más despacio para obstruirme. Como tengo la política de no enfrascarme en peleas absurdas, y menos cuando son de tráfico, frené. Se quitó y luego se me paró a lado cuando el semáforo se puso en rojo. Me gritó; ¿es que no vio en el retrovisor? Sin bajar el vidrio, para evitar agresiones peores, le dije: qué pena, no lo vi. Siguió gritándome y no le dije nada más porque para qué. Cambió el semáforo le pegó una palmada al techo del carro y arrancó. Para lo que he visto, siento que me fue bien.

Sé, por ejemplo, que los mototaxis en Montería reciben el pago de la carrera y no dan las vueltas porque arrancan y se las roban. Qué me dicen de los domicilios en moto; saltan cuando uno menos se lo espera. ¡Ay de que se tenga un accidente, así sea menor, con un motociclista! Usted lleva las de perder, pues el chupa siempre va a estar de parte de él. No hay ley que lo proteja a uno como conductor de automóvil.

Las ventas se han disminuido, gracias al precio del dólar. Menos mal. No se trata de cerrarle las posibilidades de transporte y trabajo a nadie, pero en las actuales condiciones y mientras el dólar en este sentido juega a favor de quienes por desgracia tenemos que lidiar con nuestros “renegados criollos”, a las autoridades de tránsito les caería muy bien dedicarse a regular, a reglamentar a un segmento de la población cuya presencia está desbordada en todo y cuya carencia de normatividad y de control nos tiene crucificados.

A los señores motociclistas indisciplinados de Colombia, reitero que no son todos pero sí una gran mayoría, les recuerdo que mi mamá está descansando en paz hace18 años, y que en estos temas tan sensibles suelo no leer los comentarios insultantes de nadie, porque son los que escriben ofensas quienes se comportan de la misma manera con el resto de la sociedad. Este es un país violento y en ese sentido ustedes hacen un gran aporte.

¡Hasta el próximo miércoles!

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