La estampilla de la paz es un acto significativo para nuestra esperanza. La unión de muchos esfuerzos para un objeto inútil. ¿Quién de nosotros recibe una cuenta, que además es lo único que llega por correo con estampilla?
Pues hubo subasta con ese propósito. Estampilla para la paz creo que llega a ser una lagartada. Un propósito sin consecuencia que no aporta nada al mundo del arte y menos a la sociedad. Seguramente, resulta buena para los museos especializados de filatelia que, como la paz, siguen recogiendo las historias de sus legendarios seres. Una vieja afición de cosas raras. Porque ya ese universo caducó. Los héroes de hoy tiene su electrónica que como dijo Italo Calvino en su libro para este milenio la multiplicidad es una cualidad del siglo XXI y por eso la estampilla llegará al último cajón: por su tamaño, por su fragilidad y su insignificante valor comercial. Para no hablar de la Paz en Colombia.
Quién quiere llegar a ser nadie con un dibujo en una estampilla… Solamente y justificadamente se lo ganó un caricaturista como Chócolo. El mundo de la ironía si puede pensar en la realidad porque están acostumbrados a ser críticos ácidos. ¡Buena elección!
Da dolor ajeno ver ese impecable catálogo para esa propuesta sin propósito. Y más, por las muchas instituciones que conocen el tema del arte y que aportan a semejante despropósito. La verdad, queda uno en el abismo. Estampillas… Para ayudar a que prospere un artista joven con un pedacito de papel que antes era parte de la historia. ¿Hoy que significa?
Una mala idea para un propósito sin definir. Todo es etéreo. ¿Ayudar a un ministerio a ser ministerio? ¿Colaborar con un corregimiento sin nombre que ha sido víctima del conflicto? El momento y el tema es cómo ayudar a todos. ¿Cuántos no hubieran necesitado ese dinero mas no la inversión por un sueño?
Hubo convocatoria, premios y revuelos para la paz. Nada más. Nada menos. Así es. Y los artistas concursantes que fueron más de cuatrocientos, pésimos salvo dos. Viendo el catálogo pensaba en la ingenuidad de las imágenes y pensaba que la realidad nos muestra que la paloma de la paz de Picasso, sigue siendo parte del imaginario colectivo de una guerra civil que ya tiene más de cien años.
Entonces seguimos en las mismas de la paloma redentora, de la paloma de puntos, la paloma gráfica, las que vienen y van. Las que las dibujan recortando papel, la medio abstracta, la semiabstracta… Y la primitiva. Aunque sea realizada por una niña (creo) y después de tantos filtros y curadores pienso que esa es la única verdad. No sabemos que es la paz y como niños pensamos en la armonía de la familia campesina sin pensar lo más grave: son ellos las víctimas de una violencia infame que viene por parte de todos los ejércitos. Infamia de un carrusel de balas y el uniforme de payaso.