215,9 billones de pesos es la cifra final que hace un par de meses aprobó el Congreso para el presupuesto de Colombia en el 2016. Un número que es, según el gobierno, ajustado. Con esto se prueba que la consigna de Santos para el año próximo es que exista una supuesta austeridad inteligente en nuestro país. Esto, teniendo en cuenta que, por ejemplo, el presupuesto del 2015 fue avalado casi con 300 mil millones de pesos más. Situación que no se traduce en algo diferente a que los colombianos nos tendremos que apretar el cinturón en algunas cosas, mientras que en otras no.
Sin embargo, y como era de esperarse, el gobierno Santos no dejó de sorprenderme. Tras analizar en forma íntegra la manera en que fue dividido el presupuesto, la desilusión se apoderó de mi alma. Algo muy digno de la clase política colombiana que, desde siempre, no desentona conmigo en esas cuestiones: la desesperanza es constante.
El 14, 7 % del Presupuesto General de la Nación para el año 2016 va a estar destinado al sector educación, siendo este porcentaje –miserable por cierto- el más alto de la historia de nuestro país. Algo que, definidamente, nos da una señal clara de porqué somos un país colmado de profesionales mediocres. Y si no me creen, entonces, pídanle una carta a cualquier economista, médico, arquitecto, abogado o profesor colombiano, y al leerla se darán cuenta que ni escribir saben.
Pero, más allá de eso, hoy vengo a exponerles cuatro conclusiones que logré sacar acerca de la realidad colombiana, basándome en lo que tiene que ver con la presentación oficial del Presupuesto General de la Nación para el año que está por empezar.
- El Presupuesto General de la Nación para el 2016 -en Colombia- define que se van a dar 145 mil millones de pesos para el apoyo de proyectos de interés público artísticos o culturales, mientras que, por concepto de diplomáticos en el exterior y planta interna del sector, se van a estar otorgando 366 mil millones.
Por eso, en mi país cada vez existimos menos escritores jóvenes y hay más culicagados ignorantes que sueñan con ser dirigentes políticos.
- El apoyo a la primera infancia se ve expresado en los 3.2 billones de pesos que se dan para cumplir con los objetivos de inclusión social que se plantea el Gobierno Nacional; que no son una cifra significativa, si tenemos en cuenta que, por ejemplo, por concepto de bienes y servicios del sector defensa y Policía se van a otorgar 4.5 billones de pesos.
En otras palabras, en Colombia, se protege más al militar que posee un arma que a un niño.
- El sector agropecuario –vital para la economía del país, teniendo en cuenta que somos una nación con millones de campesinos- va a contar con 3.16 billones de pesos, mientras que un sector pequeño –en términos de población-, como el de los organismos de control, tendrá en sus cuentas bancarias un total de 1.6 billones de pesos.
A mí, la verdad, me parece imposible comprender esto, pues no se pueden comparar la cantidad de campesinos colombianos con el de funcionarios de corbata que desempeñan sus funciones en el edificio de le Procuraduría.
- Los procesos electorales nos van a costar a los colombianos 395.8 miles de millones de pesos. Las vacunas 144 mil millones de pesos.
En suma, es más caro que vayamos a votar que prevenir a nuestros niños de enfermedades graves.
En definitiva, el Presupuesto General de la Nación para el 2016 es ¡Inaceptable!
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