Rafael Wenceslao Núñez Modelo, uno de los leguleyos más grandes que ha tenido nuestra historia, y quien además ocupó el cargo de presidente de Colombia en cuatro oportunidades, fue la persona que escribió la letra del himno nacional de un país en el que, por culpa de él y sus colegas, nos estamos matando hace dos siglos.
¡Porque si hay algo de lo que estoy seguro es que todo lo malo que ha ocurrido en mi país es por culpa del Estado colombiano! ¿No me creen? Veamos. Pablo Escobar formó un imperio económico ilegal como consecuencia de que Colombia no le brinda oportunidades de progresar, honestamente, a los más jóvenes. Las FARC se crearon porque los campesinos se cansaron de que el Estado les viera la cara de pendejos. Los paramilitares surgieron por culpa de la inoperancia del Estado colombiano que no protege a sus ciudadanos de los delincuentes. ¡Finalmente sí tenía razón este muchacho!
Pero volvamos al himno que escribió Núñez y que fue presentado al público por primera vez el 11 de noviembre de 1887. La composición, a la que le hizo la música el italiano Oreste Síndici, cuenta con un coro y once estrofas, lo que significa que escucharlo completo resulta infinitamente tedioso, siendo esta la principal razón de porqué la mayoría de mis paisanos a duras penas se aprenden, cuando son tan solo unos niños, el coro y una o dos estrofas. No creo que más del 10% de los colombianos conozca el himno nacional completo.
Del coro, que es la sección del himno nacional que casi todos los colombianos conocen, se puede decir que su lenguaje es fino, y por lo tanto un poco alejado de la realidad de Colombia. Para nadie es un secreto que vengo de un país en el que cada vez hay mayores índices de indigencia verbal. Dudo que muchos de mis paisanos usen diariamente palabras como inmarcesible, júbilo o surcos. De hecho dudo que un porcentaje muy alto de la población de Colombia sepa qué carajos significa inmarcesible, aunque ellos lleven años repitiendo esa palabra con orgullo, especialmente cuando juega la selección Colombia y el himno nacional les hace inflar el pecho de orgullo. ¡Ojalá al menos después de leer esto sean capaces de buscar el significado de la dichosa palabra en un diccionario online, porque supongo que como la mayoría de colombianos no tienen uno impreso!
Algunas cuestiones del himno, la verdad sea dicha, sí me parece que son muy acordes con la realidad que vivimos los colombianos. En la segunda estrofa, por ejemplo, hay una frase que día a día se cumple en nuestro país, esa que dice “Se baña en sangre de héroes la tierra de Colón”, puesto que como sabemos no hay un solo mes del año en el que no mueran decenas de colombianos que, con su trabajo, buscan que Colombia deje de ser injusta, criminal, corrupta, mafiosa y miserable. En la cuarta estrofa, aunque sé que tal vez no lo recuerden muchos de los que a esta hora me leen, dice “A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha horrores prefiriendo a pérfida salud”. Muy acertada la visión del señor Núñez, aunque no del todo: hasta ahora el pueblo colombiano sigue hambriento pero ya no lucha tanto.
El himno, como casi todos los que conozco, es empalagoso y mentiroso. Me resulta insoportable el afán de recordar hazañas, de las que él claramente no participó, que tiene Núñez, y que no tienen trascendencia histórica para los colombianos. En la tercera estrofa habla de la Batalla de Bárbula que, como se sabe, ni siquiera fue una confrontación bélica que le generó algo positivo a los colombianos, mientras que a los venezolanos sí. En la sexta estrofa ocurre lo mismo cuando Núñez hace referencia a Junín que, como bien sabemos, es un territorio peruano. En la última estrofa, también, Núñez menciona la Batalla de San Mateo que fue fundamental para el proceso libertador venezolano y no el nuestro, por lo que a veces pienso que Núñez con su himno buscaba hacerle un guiño a los venezolanos y a los peruanos para que nos uniéramos. ¡Muy parecido a Hugo Chávez resultó don Rafael!
Sin embargo lo que más cuestiono de los versos insípidos que conforman el himno nacional son las alusiones a seres que no existieron. No hay que ser un genio para entender que en la estrofa número uno Núñez hace referencia a Jesucristo, cuando dice “…Comprende las palabras del que murió en la cruz”, sin importar que el mío sea un país laico y que el himno nacional pertenece por igual a cristianos, judíos, ateos y mormones. ¿Por qué tengo yo que escuchar eso cuando se canta el himno de mi país? Es ofensivo que, por ejemplo, en la estrofa número ocho se hable directamente de una virgen, cuando en Colombia hay personas que sabemos que el cuento de la virginidad de María es miserable e irrisorio.
Por desgracia, como sucede en muchos países del continente, a los ignorantes colombianos les han metido en la cabeza el cuento de que nuestro himno es el segundo más hermoso del mundo, después de La Marsellesa, y por eso tan pronto terminen de leer estos ellos van a tildarme de estúpido o idiota. Y si no me creen pregúntenle a un chileno o a un peruano a ver qué piensan de sus himnos, y pregúntenles qué les dijeron en la escuela cuando eran unos niños, y van a ver que la respuesta de ellos es idéntica a la de ustedes.