A diario cuando abordo el colectivo me encuentro con los venezolanos. Entonces escucho su historia. Ofrecen los billetes bolivarianos de diferente denominación a cambio de lo que el pasajero quiera dar. En otras ocasiones esperan que les compren por quinientos o mil pesos una bolsa de dulces o chocolatinas.
Aumenta la presencia de inmigrantes, ya sea en los semáforos, en las calles o a la vuelta de la esquina, mas lo asombroso es cómo el gobierno colombiano les ha abierto las puertas. Por eso me pregunto: ¿cuáles son las razones o sinrazones para abrir la frontera de manera tan amplia?
Lo que ocurre acá es muy diferente a lo que sucede en Europa, donde a diario las barcazas en el Mediterráneo —llenas de miles de hombres, mujeres y niños que abandonan África con la esperanza de una vida menos dura— se encuentran con las puertas cerradas del viejo continente. Entonces viene a mi memoria Las suplicantes, la obra de teatro, escrita por Esquilo. En las tablas se representa la situación angustiosa del rey Pelasgo si recibe a quienes se encuentran en desgracia.
Ahora bien, si los venezolanos en lugar de viajar hacia el sur, camino de Ecuador, Perú, Chile, Argentina o Brasil, deciden encaminarse por Panamá, para atravesar Costa Rica, pasar por Nicaragua, Honduras y México hacia los Estados Unidos, ¿estos les abrirían el muro para que pasen y no padezcan la situación de lo que sucede en Venezuela? ¿En ese escenario el gobierno estadounidense sería solidario con quienes abandonan Venezuela? También me pregunto: ¿si los venezolanos, por ejemplo, decidieran, en un acto de locura, cruzar el mar Atlántico en un barco de papel hacia el mundo civilizado y partidario de los derechos humanos abrirían los europeos sus fronteras a los venezolanos que huyen de la tiranía?
Cuando veo los noticieros en la televisión me brotan preguntas al escuchar las noticias que hablan de esa inmigración. ¿Acaso los Estados Unidos no son un país de inmigrantes? ¿Acaso de Europa no llegaron a América millones de inmigrantes, pobres, miserables, de toda condición? Y en mí brotan las preguntas al mirar las barcazas que se acercan a Melilla, los que huyen de la situación calamitosa y se encuentran en Grecia, o aquellos que son rechazados en las costas italianas.
Y si los inmigrantes son ricos, es decir, si tienen un millón de dólares o quinientos mil euros, ¿los Estados Unidos o Europa los rechazan?