Tenía dos meses de casada con Carlos Alonso Lucio, un matrimonio polémico por la vida atropellada del excongresista, cuando la muerte se le puso de frente. No eran días fáciles para Viviane Morales. Lucio pagaba una condena por estafa y falsa denuncia en La Picota y ella dejaba definitivamente a su esposo, el pastor Luis Alfonso Gutiérrez después de 17 años y 3 hijos y en medio del rechazo de los 300 líderes de la iglesia en la que se había conocido con su ex esposo, mayor que ella.
En febrero del 2001 Viviane estaba cansada de usar anteojos. Su mirada le había hecho dedicar a Lucio una docena de boleros y quería lucir aún mejor. La operación se realizó sin contratiempos pero cuatro días después empezó a sentir un dolor que gradualmente se tornó insoportable. Regresó a la clínica y se encontró con el peor de los panoramas: había contraído una infección que devoraba velozmente toda la retina. Una extenuante operación de ocho horas no logró salvarle el ojo izquierdo. Una realidad definitiva dura de aceptar.
A la perdida de la visión la acentuó la zozobra de enterarse por televisión de la falsa muerte de Carlos Alonso Lucio quien había sido secuestrado por las AUC de Carlos Castaño.
Su soledad se dificultaba con las limitaciones físicas. Mandó a quitar todos los espejos de su casa. Comer era casi imposible por la falta de profundidad en el campo de visión, así como caminar y subir las escaleras. Pensó en retirarse de la vida pública y abandonar su curul.
Pero no lo hizo. Allí estaba Lucio de regreso a casa. Era el 2003. Vivió un tiempo en Nueva York mientras recuperaba por completo su autoestima. Volvió a su alma mater, la Universidad del Rosario el lugar donde se graduó de abogada en 1984 con los honores de ser colegial, esta vez como profesora. Entró a formar parte del panel de opinión de 6:00 a.m. 9:00 a.m. en Caracol bajo la dirección de Darío Arismendi, de donde salió a finales del 2010 para convertirse en la primera mujer escogida por el congreso para ser Fiscal de la Nación. Derrotó a connotados juristas como Juan Carlos Esguerra y Carlos Gustavo Arrieta.
Apenas empezaba una nueva batalla. A pesar de la discreción que mantuvo Carlos Alonso Lucio, quien desapareció de la vida pública, su sombra estaba allí, preso de los contradictores de la férrea fiscal. Con lágrimas en los ojos debió retirarse a los 10 meses por decisión del Consejo de Estado que invalidó la elección de Viviane. La señora Fiscal se despidió con una impactante carta de renuncia frente a los funcionarios de la entidad, con Carlos Alonso Lucio, como señal de la solidez de su fuerza, unida por el amor pero también por propósitos de vida.
Desde el 2012 es congresista y ahí no ha estado ajena a los debates más acalorados. Viviane Morales en el 2015 impulsó un referendo para tumbar la adopción de parejas del mismo sexo. Recolectó 2.135.000 firmas y, desde su curul en el Senado, se defendió de ataques viscerales como el que le propinó la senadora del partido verde Claudia López en julio del 2015, cuando, desde su cuenta de Twitter, mencionó la orientación sexual de una de las hijas de Morales. Logró avanzar pero en plenaria de la Cámara, después de un trabajo arduo de la Casa de Nariño, la frenó. En el referendo firme por Papá y mamá demostró el potencial electoral que tenía desde las iglesias cristianas.
El camino para su aspiración a ser candidata del Partido Liberal estaba despejada, segura de que convocarse en un proceso abierto y popular podría derrotar a los seis contrincantes que tenía por delante. Pero las directivas del Partido y sus rivales la vieron como una amenaza que había que detener y lo lograron. Viviane no es fácil de doblegar y muy seguramente buscará nuevos caminos para lograr que sus convicciones sigan abriéndose camino.